“Llevo más de 80 años aprendiendo la manera de vivir, la forma de ser. No he aprendido disciplinas, las he convertido en formas de vida; la lectura es una forma de vida, el dibujo, la pintura, la escultura, son una forma de vida; visitar las ciudades, escuchar música y la arquitectura son formas de vida; no tener ninguna religión es mi forma de vida”.
El viernes se encontraba trabajando, -en su estudio de arquitectura situado al otro lado de la calle frente a su casa- en nuevos proyectos, como la ampliación de la biblioteca de El Colegio de México, un clásico de la arquitectura construido en 1976 o la Torre Manacar de 22 plantas, un proyecto al sur de la ciudad con un programa gigante, con viviendas y centro comercial.
Su paso en la década de 1940 como discípulo en el taller de Le Corbusier, -y como a otros tantos-, dejaría una clara marca del arquitecto suizo en su forma de trabajas, cuyas influencias definieron la visión de su arquitectura a lo largo de siete décadas, caracterizadas por el uso del hormigón en obras que todos visitan cuando se acercan a la capital, como el Museo Rufino Tamayo de Arte Contempóraneo, la ampliación del Auditorio Nacional, u otras como la Embajada de México en Berlín y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), esta última una obra del 2008 que diseñó a sus 82 años de edad.
Sus primeros trabajos, -tras estudiar en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y pasar 18 meses por el gobierno francés en el estudio de Le Corbusier-, vinieron de la mano de arquitectos ya consolidados como Carlos Obregón Santacilia, Carlos Lazo Barreiro y Mario Pani Darqui.
Su trabajo comenzo a destacar gracias a su asociación y colaboración con otro de los grandes de la arquitectura mejicana, Abraham Zabludovsky (1924-2003). Fruto de aquella colaboración se diseñaron edificios como el Auditorio Nacional o el Museo Tamayo en el Bosque de Chapultepec, donde aparecen sintetizadas gran parte de su arseñal arquitectónico, monumental, una especie de brutalismo arquitectónico méxicano, caracterizado por la expresión de grandes gestos geometricos y estructurales, asi como el uso caracteristico del hormigon.
Su obra fue una sintexis entre la modernidad y la reinterpretación abstracta de la arquitectura prehispanica, (es una constante la referencia a los grandes ejemplos de esa arquitectura como la cercana ciudad de Teotihuacán) con influencia de artistas como Juan Gris y Fernand Léger, reflejo de su afición a la pintura, la escultura y la fotografía.
El arquitecto cumplia 90 años el 28 de mayo y estuvo presente en el homenaje que se le rindió en el Palacio de Bellas Artes de la capital mejicana y comentó lo siguiente.