La vivienda intervenida por Spaceworkers, se encuentra adosada y tiene cuatro metros de ancho por cuatro de fondo, dos plantas, tres ventanas y una puerta. Es, a pesar de sus acotadas dimensiones, un ejemplo de versatilidad y adaptación cuya clave se centra en el aprovechamiento de espacio mediante la escalera, que nace como un volumen negro, sobre la encimera de la cocina, una solución peculiar que permite que los espacios queden conectados entre sí sin impedir la circulación.
Esta propuesta sitúa en la planta primera un salón y una cocina, y destina a la planta superior el espacio privado que comprende el dormitorio, con un baño camuflado en un espacio revestido de espejos, reflejando la luz que entra y ampliando la percepción de las dimensiones interiores. Además, gracias a los colores empleados, al contrastar la escalera con la pared y las contraventanas, se consigue una yuxtaposición de contemporaneidad y tradición.
Casa do Covelo por Spaceworkers. Fotografía por Ivo Tavares Studio.
Descripción del proyecto por Spaceworkers
Las islas urbanas son una parte importante de la historia de la ciudad de Oporto, habiendo sido un tipo de vivienda muy común en la ciudad a partir del siglo XIX. Estaban compuestas por casas adosadas, construidas en el largo patio de las casas burguesas. Eran casas pequeñas, generalmente con una puerta y una ventana que daban al pasillo de acceso por el que se distribuían todas las demás casas que componían la isla.
Originalmente, las islas urbanas se construyeron para albergar a los trabajadores pobres y sus familias, que se mudaban a la ciudad en busca de trabajo. Con el paso de los años, las islas urbanas se han vuelto superpobladas e insalubres, con malas condiciones de vida.
En la década de 1970, el gobierno portugués inició un programa de realojamiento, con el objetivo de demoler las islas urbanas y reubicar a sus habitantes en barrios sociales que se construyeron en las afueras de la ciudad. Aunque muchas de las islas han sido destruidas, muchas otras aún permanecen en la ciudad como parte de su memoria, tratando de renovarse en la perspectiva de contradecir el lado más impersonal que a menudo define a los barrios sociales. Es precisamente en ese intento donde surge este proyecto, una oportunidad para repensar la vivienda en estos espacios singulares e históricos de la ciudad. El basamento es una de esas típicas casas adosadas en islas urbanas, de 4 metros de ancho por 4 metros de fondo, con dos plantas, 3 ventanas y una puerta.
La intervención propuesta se reparte en las dos plantas de la casa, que se interconectan a través de una escalera contemporánea que nos transporta desde el espacio público –salón y cocina- al espacio privado –dormitorio y baño-. El salón y la cocina son un único espacio, puntuado por una de las ventanas de la casa y fuertemente marcado por la presencia de la escalera, que nace en la encimera de la cocina y termina en un volumen negro por el que llegamos a la planta superior. Aquí se encuentra el dormitorio que cohabita con un baño camuflado en un volumen espejado que amplía el espacio y refleja la luz que entra por las dos ventanas.
Los muros de piedra existentes se pintan de blanco, aumentando la luminosidad en el interior, a los que se yuxtaponen elementos contemporáneos en un color contrastante, dotando a cada casa de una identidad única.
Desde el exterior, la intervención se denota por el volumen negro que enuncia la puerta de entrada, así como por el color contrastante de las nuevas contraventanas colocadas en cada una de las ventanas.
