En este proyecto de Spaceworkers, donde cada elemento compositivo contribuye a la funcionalidad y a la belleza del espacio, son los dos bloques cerrados los que albergan las principales funciones programáticas de servicios y apoyo a los invitados. Estos, junto con la cubierta de hormigón aparentemente pesada, desafían la gravedad al equilibrarse de tal forma que la geometría juega un papel protagonista y donde, incorporando el cielo a la arquitectura, obtienen una dimensión trascendental.
El Pabellón en el Jardín se apoya en su relación con el entorno, para lo que juegan un papel importantísimo los grandes ventanales que por un lado cierran el espacio generando una sensación de protección y seguridad, y por otro lo extienden hacia el interior permitiendo la perfecta simbiosis entre las estancias interiores y el exterior.
Pabellón en el Jardín por Spaceworkers. Fotografía por Fernando Guerra.
Descripción del proyecto por Spaceworkers
El proyecto en cuestión trasciende los límites de la simple construcción física. Es una manifestación filosófica que busca establecer un diálogo armonioso entre el hombre, la naturaleza y la arquitectura. La idea central de este proyecto es la búsqueda de la esencia, la pureza de los elementos y la sencillez.
La composición de volúmenes puros revela una especie de «cita» de modernidad y minimalismo, en la que cada elemento tiene un propósito preciso y contribuye a la belleza y funcionalidad del espacio. La relación con el entorno y el jardín es fundamental en esta propuesta, ya que busca integrar al ser humano con el entorno natural, creando una simbiosis perfecta entre arquitectura y exterior.
Los grandes ventanales de cristal desempeñan un papel crucial en esta relación. Ambos cierran el espacio, creando una sensación de protección y seguridad, y lo extienden hacia el exterior, permitiendo que la naturaleza y la luz se difundan libremente, estableciendo una conexión íntima entre el interior y el exterior.
Los dos bloques cerrados albergan las funciones programáticas de servicios y apoyo a los huéspedes. La cubierta de hormigón, aparentemente pesada, desafía la gravedad al equilibrarse sobre los volúmenes de la base y un elemento vertical tangente, funcionando como un pilar/elemento de composición que soporta toda la estructura.
Este techo, una rejilla de hormigón con aberturas de vidrio, explora una dimensión trascendental, al incorporar el cielo a la arquitectura, ayudando así a aligerar un elemento aparentemente pesado.
En definitiva, el proyecto se reduce a su finalidad última: ser escenario de los acontecimientos que allí tendrán lugar. Es una arquitectura que intenta trascender la materia, invitando a experimentar la sencillez, la pureza y la integración con el entorno, que son elementos fundamentales aquí.