Para revalorar las tradiciones constructivas del contexto, los arquitectos José Bauer Silva, Augusto Román Moncagatta y Enrique Santillana Ciriani han empleado técnicas constructivas como la quincha o las teatinas para la construcción del proyecto.
La quincha, entramado de madera con tejido de caña y revoque de barro y paja, reduce las estructuras y mejora el comportamiento bioclimático del edificio. Las teatinas, dispositivos bioclimáticos característico de Lima, iluminan cenitalmente los espacios interiores, además de generar una ventilación cruzada resolviendo el confort climático interior.
Estructuralmente se emplean vigas de madera laminada realizadas artesanalmente. La artesanía cobra un gran protagonismo en el proyecto, utilizando mano de obra cualificada, la cual se ve reflejada en los pavimentos de canto rodado.
Instituto Francés de Estudios Andinos por José Bauer Silva, Augusto Román Moncagatta, Enrique Santillana Ciriani. Fotografía por Juan Solano.olano.
Descripción del proyecto por José Bauer Silva, Augusto Román Moncagatta y Enrique Santillana Ciriani
El Instituto Francés de Estudios Andinos en Lima se sitúa en el centro histórico de Barranco, en el fondo del terreno de una casona patrimonial. El proyecto esquiva la mímesis tipológica del contexto y se concentra en revalorar las tradiciones constructivas que constituyeron ese contexto, ahora en desuso, y que resultan muy pertinentes para el territorio costero del Perú, en términos bioclimáticos, sismorresistentes y ambientales.
En primer lugar, la quincha, un paramento tradicionalmente usado en los segundos pisos, consiste en un entramado de madera con tejido de caña y revoque de barro y paja. A diferencia de otras versiones mundiales de este material (bareque, bahareque, wattle and daub), esta versión sismorresistente apareció en Lima en el S.XVII y ofrece una gran ductilidad y ligereza frente al sismo. Incorporando nuevas investigaciones sobre este material, en el proyecto se utilizó una versión aún más ligera, reduciendo las estructuras y mejorando su comportamiento bioclimático. La habitual capacidad acumulativa de la masa térmica del barro y su higroscospicidad son complementadas con la capacidad aislante de la paja.
Las teatinas, unos dispositivos bioclimáticos que surgieron en Lima durante el virreinato, sirven para iluminar cenitalmente, aprovechando la difusa luz limeña y para atrapar el viento proveniente del sur. En esta versión, se usan tanto para atrapar como para extraer el aire de las habitaciones, generando una ventilación cruzada controlada, que resuelva el confort climático al interior cuando sube la temperatura en verano. Pequeñas escotillas en cada oficina permiten una regulación personalizada del nivel de ventilación, aumentando la sensación de control sobre la situación.
Al insistir en la reutilización de estas tradiciones, se revalora el patrimonio edificado, pero también las técnicas y materiales que lo hicieron posible. Se pone en valor el conocimiento detrás de las edificaciones que conservamos, susceptible de seguir mejorándose, para no caer en una visión estática e inerte del patrimonio.
La estructura está basada en vigas de madera laminadas artesanalmente para conseguir el mínimo de desperdicio del árbol y un mejor control del contenido de humedad de la madera, que es secada al horno en pequeños listones con un menor consumo energético. Llevando las secciones portantes al límite, en algunos casos se tensionan estas vigas con cables de acero.
Criterios de economía circular se pusieron en práctica al reutilizar la propia tierra del terreno para los revocos, o las maderas de las casetas preexistentes para los encofrados y bancas. El proyecto apuesta por la utilización de mano de obra calificada, a veces rozando la artesanía, como en el caso del pavimento de canto rodado, típico del subsuelo limeño de cono aluvial. El proyecto no renuncia al uso de procesos más tecnificados como el corte de control numérico para troquelar un texto en clave morse en las paredes de absorción acústica de la biblioteca.
Se busca una contemporaneidad que consiga dar continuidad y mejora a los conocimientos constructivos pertinentes a cada región, validados por la experiencia de varias generaciones y que fueron súbitamente reemplazados por ilusiones de progreso.