El programa desarrollado por Sónia Lopes da Cruz se organiza de forma sencilla y pragmática, relacionando el nuevo elemento con el cementerio y estableciendo conexiones de manera cuidadosa y sensible en relación con las circunstancias físicas y formales del cementerio. El edificio contará con una sala de velatorio, un aseo y un trastero, que se sumarán a un almacén y una instalación sanitaria completa para el empleado encargado del mantenimiento del cementerio.
Un saliente horizontal en la cubierta sobresale del volumen principal, articulando y relacionando la implantación del nuevo edificio con el resto del cementerio, al que da acceso. El nuevo edificio de lenguaje arquitectónico minimalista se diferencia del resto de construcciones funerarias que componen el cementerio mediante el uso de materiales sencillos y contemporáneos.
Casa Mortuária de Oliveirinha por Sónia Lopes da Cruz. Fotografía por Ivo Tavares Studio.
Descripción del proyecto por Sónia Lopes da Cruz
Además de responder a la necesidad de un espacio de velatorio, la intervención pretende ofrecer una oportunidad para armonizar y unificar el entorno y el acceso. El planteamiento no es solo crear un edificio independiente con las características necesarias para albergar el programa previsto, sino también crear una pieza de arquitectura silenciosa capaz de reorganizar y recalificar el espacio existente.
El área de intervención se caracteriza por la desarticulación entre espacios y accesos peatonales, con una desarmonía entre los materiales y lenguajes presentes en ella, dando como resultado un espacio descalificado. Al observar el terreno se identificaron varias limitaciones que la propuesta considera y busca resolver, y que se pueden resumir en los siguientes puntos: entrada descalificada; preexistencia física (límite del cementerio, monumento/oratorio a Nuestra Señora, edificios auxiliares (portería, almacén e instalaciones sanitarias); desarticulación entre el acceso al cementerio y el atrio parroquial; frente de entrada marcado por los frontones de las tumbas; degradación de las instalaciones sanitarias públicas; falta de áreas de apoyo técnico para el sepulturero; costumbres, tradiciones y vivencias vinculadas y establecidas por la comunidad.
Para responder tanto al programa inicial propuesto por el promotor como a las necesidades específicas del sitio, se decidió ubicar estratégicamente la morgue junto a la entrada del cementerio. Se propone que el edificio se ubique junto a la entrada principal del cementerio en el lado oeste, de modo de crear un nuevo elemento en el frente de calle del cementerio, desviando la atención de las fachadas traseras mal calificadas de las capillas funerarias. En el lado norte, la ubicación de la morgue sugiere una nueva alineación que intenta relacionar el complejo funerario (cementerio) con el atrio principal de la iglesia parroquial, sugiriendo al usuario una relación física y visual común. En el lado sur, en el interior del cementerio, la disposición respeta y refuerza la alineación del frente común de las capillas funerarias.
El volumen construido de la morgue presenta una visera horizontal en su cubierta que sobresale del volumen principal, articulando y relacionando la implantación del volumen mortuorio con las fuertes alineaciones ortogonales presentes en la organización interna del cementerio. Esta cubierta plana y visera constituirán y cualificarán el acceso principal al cementerio, proporcionando un espacio cubierto, refugio para los días de lluvia y los días soleados. En el lado este, se construirá un muro de cerramiento que incorpora elementos estructurales de la cubierta, así como bancos tanto en el lado interno como externo del cementerio. La propuesta plantea una intervención cuidadosa y sensible en relación con las circunstancias físicas y formales del cementerio. De esta manera, los elementos a construir no contactarán físicamente con la preexistencia, tratando el vacío como un elemento de transición entre volúmenes.
La materialización de la construcción propuesta se realiza intencionadamente empleando un diseño y unos materiales sencillos, sobrios y contemporáneos, asumiendo un lenguaje arquitectónico mínimo que se distinga del resto de construcciones funerarias que componen el cementerio. Se pretende que sea una intervención silenciosa, sin señalizaciones y discreta, que se integre positivamente con el conjunto del edificio y no destaque. El revestimiento exterior general del edificio es un revoco gris de hormigón pulido, cercano al color de la acera que conforma todo el conjunto, como si fuera una mancha común. Los huecos contarán con marcos planos de aluminio en color antracita oscuro mate. La cancela será de carpintería metálica color antracita con elementos verticales y, cuando esté abierta, quedará empotrada y oculta en el muro este.
El programa se organiza de forma sencilla y pragmática. Con acceso independiente desde el cementerio, el edificio incluirá una sala de velatorio, un aseo y un trastero. La sala de velatorio se conecta con el exterior mediante un gran hueco orientado al oeste, aprovechando el espacio del jardín como telón de fondo para el féretro durante el velatorio. Además, y con acceso desde el interior del cementerio, habrá un almacén y una instalación sanitaria completa para el empleado encargado del mantenimiento del cementerio.