El proyecto fue lanzado por el Banco Bilbao para crear su nueva sede en Madrid, en el nuevo distrito financiero de la capital, que repetía y emulaba los planteados en otras capitales europeas. La formula elegida fue comenzar con un concurso restringido en 1971, al que fueron invitados arquitectos como Corrales y Molezún, Antonio Bonet, el equipo de Rafael de La-Hoz Arderius, Gerardo Olivares y José Chastang, Miró y Fco Javier Sáenz de Oíza.
El proyecto lo ganaría Oiza. Colaboraron con él en el concurso de este proyecto los entonces jóvenes arquitectos o estudiantes Francisco Alonso, Javier Azofra, Alfonso Valdés, José Carlos Velasco y Javier Vellés. Tras ganar el concurso Oiza en 1972 renovaría por completo a casi todos sus colaboradores, esa es una historia poco conocida, que algún día contare.
La situación de la parcela planteada para el concurso tenía ventajas e inconvenientes. Su visibilidad la hace ser la entrada desde la Castellana al complejo de Azca, un referente indiscutible en el eje viario más importante dentro de la ciudad, La Castellana. Una de las mayores dificultades técnicas para su ejecución radicó en el hecho de estar construida sobre el túnel del ferrocarril que recorre la Castellana, lo que obligó a disponer una cimentación amortiguada. El diseño y el cálculo de la estructura contó con la colaboración de los ingenieros Carlos Fernández Casado. Javier Manterola y Leonardo Fernández Troyano.
Estructura
La solución estructural dispone de dos grandes "núcleos" de hormigón -situados a ambos lados de los túneles del tren-, por los que se trasmiten las cargas de la estructura al terreno y por los que además discurren los conductos de instalaciones y comunicaciones. El armazón central sostiene seis plataformas de hormigón presentado y cada una soporta cinco pisos de estructura metálica, en total 37 plantas, incluidas las plantas de instalaciones.De ellos, cada cinco plantas, parten fuertes voladizos y losas, sobre los que, mediante pilares metálicos, se levantan las plantas técnicas. Esta disposición estructural, se refleja en sus fachadas, desde el exterior.
Cerramiento
El cerramiento es independiente de la estructura, y se realiza mediante un muro cortina que está acabado en acero Corten (un material que se oxida en su cara exterior, al mismo tiempo que se protege frente a la corrosión atmosférica), la fachada se completa con unas singulares pasarelas de mantenimiento que recorren todo el perímetro de la torre en cada uno de los niveles, unos elementos que caracterizan la imagen exterior del edificio. Completan la fachada, lunas tintadas en color bronce, la carpintería de aluminio que queda oculta por las planchas de acero que se atornillan a los perfiles (en la reforma actual incluso se han fabricado tornillos de bronce nuevos para sustituir a los desgastados).