Constructivamente, utiliza una variedad de materiales y elementos para generar una experiencia agradable a los usuarios. Por ello la utilización de la madera podemos encontrarla en sus acabados y cerramientos interiores al lo largo del proyecto por la sensación de calidez que desprende.
Estructuralmente responde al contexto pree-industrial, con muro de ladrillo de terracota, cubiertos por láminas de acero inoxidable de diferentes tonalidades, con huecos para hacer pasar La Luz y generar las sensaciones de bienestar interiores. Lo que se traduce en una doble sensación, de edificio masivo, con la ligereza y sensibilidad que le otorgan los reflejos del revestimiento metálico. Todo el proyecto rodeado de un jardín público.
Pôle Simone Veil por K Architectures Sigwalt Herman. Fotografía por Sophie Oddo
Descripción del proyecto por K Architectures Sigwalt Hernan
El proyecto forma parte de un sencillo plan que completa el marco de una nueva plaza pública destinada a unir el barrio. Sus fachadas se alinean amablemente con las de las calles vecinas para subrayar la forma de este vasto espacio colectivo que combina un amplio centro comercial dedicado a los minerales con jardines íntimos.
El edificio tiene su génesis en la morfología arquetípica de los almacenes de ladrillo que poblaban los muelles vecinos. Este paisaje urbano, almenado con tejados a dos aguas, está innegablemente ligado al patrimonio de Le Havre hasta el punto de convertirlo en un vector familiar de bienestar. El proyecto reproduce su perfil para perpetuar su símbolo casi melancólico, el de una época floreciente y pacífica. También rinde homenaje a la belleza sencilla de sus grandes volúmenes capaces, atribuyendo su eficacia a los espacios deportivos.
El edificio contemporáneo, conformado a imagen de un icono firmemente anclado en su suelo, se recompone para acomodar su nueva función.
En primer lugar, su masa se levanta como por arte de magia para dejar que el espacio público se deslice hacia el corazón de la acción.
En segundo lugar, su materialidad responde al equipamiento patrimonial de ladrillos de terracota mate con una vibrante piel de láminas de acero inoxidable cepillado.
Por último, el edificio contemporáneo responde a la masividad de sus modelos, con una «masividad transparent» capaz de sacar a la luz, literal y figurativamente, sobre las actividades que alberga. El proyecto se realiza, pues, con una doble apariencia. Afirma una presencia urbana inmutable y poderosa, al tiempo que se reviste de un paisaje sensible animado por los reflejos pictóricos de su entorno en general y del jardín público en particular.
La arquitectura interior se hace eco de la envoltura exterior en un registro más doméstico. Retoma el tema de la claridad difundiendo una luz generosa a través de espacios fluidos que parecen empolvados de un blanco vaporoso.
La madera articula esta apacible atmósfera general y añade una sensación de bienestar, derivada de su acción biofílica. Es el gran pabellón deportivo el que más se beneficia, con una bóveda suspendida enteramente de madera que sigue una geometría sofisticada.
A partir de estas atenciones fundacionales a la ciudad, al lugar, a sus habitantes y a sus usos, la arquitectura se ha convertido en un intérprete sensible para dar lugar a este edificio único.