El proyecto del Museo del Mar de Trieste por Guillermo Vázquez Consuegra se plantea desde una posición crítica ante la mera acción de «fosilizar la historia» implemanto un programa actual y bastante variado. Además la propuesta plantea la construcción de un nuevo elemento sobre la cubierta del edificio, en su cuerpo central y situado en su eje vertical. Este nuevo cuerpo es un mirador completamente de vidrio, que podría albergar un espacio polivalente y una cafetería con vistas al mar.
El cuerpo inferior se destina al restaurante con sus servicios correspondientes. Este con vistas al mar y hacia el espléndido paisaje de la ciudad. En el interior del edificio se realiza la sustracción de algunos forjados existentes, correspondientes a las plantas segunda y tercera, con el objetivo de introducir suaves rampas en el recorrido de los flujos de visitantes así como en el cuerpo central, a fin de conducir la luz natural en cascada a los espacios centrales. Además se añaden bandas transversales, de nueva construcción, a un lado y otro de las grandes salas, para dar respuesta al cumplimiento funcional y normativo del proyecto.
Descripción del proyecto por Guillermo Vázquez Consuegra
La propuesta de intervención en el edificio del Magazzino 26 del Porto Vecchio de Trieste viene a resolver no solo su recuperación histórica a través de la rehabilitación integral del edificio sino a dotarlo de un nuevo uso cultural: el Museo del Mare, un nuevo equipamiento cultural del primer nivel. Se trata, por tanto, de la reactivación de lo antiguo con una reutilización contemporánea. De incorporarlo al ciclo de vida de la ciudad.
En esta intervención tratamos de encontrar una vía intermedia entre el mimetismo historicista y la posición de contraste, propia de una cierta tradición de la modernidad. Una vía más próxima al establecimiento de relaciones de analogía con el viejo edificio, con el objetivo de encontrar una arquitectura que no implica discontinuidad ni ruptura, en la que deberá producirse una cierta interacción entre los lenguajes innovativos de la modernidad y aquellos otros consolidados de la historia, de manera que devienen lenguajes complementarios, procurando, en definitiva, una cierta continuidad física e histórica.
Por otra parte, la propuesta de intervención en el Magazzino 26 se distancia igualmente de una cierta actitud reduccionista que trata de fosilizar la historia, al anclarla en un solo momento histórico, aquel de su construcción inicial, impidiendo la incorporación, a lo largo del tiempo, de nuevas aportaciones arquitectónicas que pudieran enriquecer sus valores patrimoniales.
Tras un análisis pormenorizado de la configuración formal del edificio del Magazzino 26 y de su relación con su entorno próximo, referido tanto a los edificios vecinos como a los espacios exteriores, nuestra propuesta plantea la construcción de un nuevo elemento sobre la cubierta del edificio, en su cuerpo central y situado en su eje vertical.
Este nuevo elemento capaz, en su discreción, de teñir de contemporaneidad a esta operación transformadora de las viejas y obsoletas estructuras portuarias, se carga así de una nueva significación simbólica, que habla de una nueva cultura, de un depósito de nuestro tiempo en el viejo edificio. Este cuerpo superior, nuevo mirador del Museo del Mare, enteramente de vidrio y resuelto técnicamente para su correcto funcionamiento, y al que hemos denominado Sala Marconi, podría albergar un espacio de polivalencia cultural, además 2 de una cafetería, que dispondrá además de terrazas exteriores, con magníficas vistas sobre el mar.
El cuerpo inferior, mas cerrado, se prevé destinarlo a restaurante, con sus servicios correspondientes, elemento esencial en los contenidos programáticos del Museo, y al mismo tiempo resuelto para su funcionamiento autónomo, fuera del horario de la institución. Un restaurante, de buen tamaño, con vistas al mar y al espléndido paisaje de la ciudad. Ya en el interior del edificio algunas operaciones de sustracción de los forjados existentes, correspondientes a las plantas segunda y tercera, con el objetivo de introducir suaves rampas en el recorrido de los flujos de visitantes así como en el cuerpo central, a fin de conducir la luz natural en cascada a los espacios centrales, más sombríos del edificio y la adición de bandas transversales, de nueva construcción, a un lado y otro de las grandes salas, para dar satisfacción al cumplimiento funcional y normativo del proyecto completan la intervención.