Este museo pertenece a una constelación de utopías en la Ciudad de México que comenzó en 1942 cuando Diego Rivera y Frida Kahlo adquirieron cuatro hectáreas de terreno en San Pablo Tepetlapa para construir un museo para su vasta colección de más de 50,000 piezas prehispánicas. Un terreno donde creció el
Museo Anahuacalli sobre los campos de lava, cerca del volcán Xitle, al sur de la Ciudad de México.
Cerca de ochenta años después, debido al aumento de sus actividades y visitantes en el Museo Anahuacalli, diseñado por el pintor Diego Rivera y el arquitecto Juan O'Gorman, se decidió dar un nuevo paso proponiendo una remodelación y ampliación hacia el parque contiguo, que finalmente, luego de un concurso, fue encargado al
Taller Mauricio Rocha (
finalista de los premios Mchap 2023).
La zona del Pedregal siempre despertó en los artistas y arquitectos mexicanos el sueño de crear algo sobre estos campos de lava solidificada, poseedores de un espíritu misterioso, llenos de rincones mágicos y secretos escondidos, con sus superficies áridas y tortuosas, conocidas como «malpaíses» ( sólidas formaciones basálticas expulsadas de las entrañas de la tierra por los volcanes mexicanos).
Algunas de las figuras más significativas del México de mediados del siglo XX que querían transformar al país en una nación moderna, pasearon juntos en multitud de ocasiones por este paisaje basáltico formado por la erupción del volcán Xitle ocurrida alrededor del 245 - 315 d.C. Son bien conocidos los paseos por este singular paisaje de Luis Barragán, Diego Rivera, Frida Kahlo, Armando Salas Portugal, José Clemente Orozco, Chucho Reyes, Juan O’Gorman y Max Cetto. Y mucho más conocen dos proyectos que marcaron la modernidad mexicana: los Jardines del Pedregal de Luis Barragán (1945), que se convirtió en uno de los lugares más exclusivos para vivir, y la Ciudad Universitaria, el campus de la universidad más grande de América Latina, en el que participaron todos los arquitectos modernos que trabajaban en la Ciudad de México en la década de 1950.