Este diálogo visual encontrado en la Casa P, proyectada por Daniel Tigges y Micheel Wassouf, permite conectar el interior de la construcción con sus exteriores mediante la creación de espacios anexos intermedios como el porche, los balcones o las terrazas.
Los materiales empleados en cada nivel se reflejan en su fachada mediante el uso de múltiples pigmentos marrones que aluden al hormigón y a la madera, lo que además facilitará el mantenimiento del buen estado de la casa en el tiempo. Por otra parte, el interior se encuentra mayoritariamente revestido de madera con una veladura blanca en aras de dotar a la casa de un carácter tranquilo y hogareño.
Es importante señalar que la Casa-P contiene en su diseño los principios elementales de las casas pasivas. Así, los principales ventanales se orientan hacia la fachada sur, pudiendo captar las máximas radiaciones solares en invierno aportando calidez a sus interiores y alejándose de los estándares tradicionales de climatización.
También destaca la disposición de protección solar y el aislamiento envolvente de la estructura, aplicando un nuevo método constructivo más sostenible desde el punto de vista ecológico y económico.
Descripción del proyecto por Daniel Tigges y Micheel Wassouf
Casa-P se sitúa en la barriada de Montjuïc, en la ciudad de Girona. Se compone de un único edificio a cuatro vientos y su implantación en la zona alta del terreno permite a sus habitantes disfrutar de unas vistas privilegiadas sobre el Valle Sant Daniel y el Montseny.
Casa-P es un edificio que combina el diseño contemporáneo con los criterios de un edificio de muy bajo consumo energético (NZEB), y su alta eficiencia energética ha conseguido el certificado del estándar alemán Passivhaus. En este sentido, la vivienda cumple todas las expectativas de los propietarios que explican que “vivir en esta casa es mejor que hacerlo en un hotel de 5 estrellas”.
Descripción
El edificio está organizado en tres plantas. La planta del sótano y la planta baja están hechas con una estructura de hormigón y son la base en la cual asienta la última planta del edificio, toda ella hecha en madera. Esta misma materialización se exterioriza y da cuerpo a las fachadas, en un juego que busca invertir los colores propios de ambos materiales. Por un lado, a través de la utilización de pigmentos marrones en el hormigón y, por el otro, a través de un tratamiento de la madera que intenta simular el envejecimiento del material. Esto permite igualmente disminuir los costes de su mantenimiento.
Distribución
Respecto a la organización de la casa, en la planta baja se distribuyen las zonas comunes – un espacio abierto sin divisiones cuya intención es captar el máximo de luz natural posible – mientras se promueve el diálogo visual entre todos los espacios que configuran esta planta. Los dos niveles de esta planta, además de diferenciar los distintos espacios de este ambiente, permiten trabajar las alturas de una manera dinámica, confiriendo a cada espacio una singularidad propia. Este juego de alturas, que también está presente en la escalera en cascada que une las dos plantas del edificio, se extiende hacia fuera, para el porche, donde su doble altura acentúa la verticalidad de ese espacio, creando un espacio de transición entre el interior y el exterior.
La relación interior-exterior fue otro de los temas a que se dio gran importancia y que se intentó potenciar a través de la creación de espacios exteriores anexos a cada espacio interior como el porche, los balcones o las varias terrazas que circunscriben todo el edificio.
Los dormitorios, por otra parte, se organizan en la planta superior del edificio y representan la zona más intima de la casa. Su interior es mayoritariamente revestido en madera con una veladura blanca, el mismo tono de los restantes materiales, en un intento de generar una ligereza que se adecue al carácter tranquilizador de estos espacios. También aquí, todas las habitaciones tienen su propio espacio exterior correspondiente.
Estrategias pasivas
Desde los primeros esbozos, se han tenido en cuenta las preocupaciones elementares en la construcción de casas pasivas, como la orientación solar o la alta compacidad del edificio. Las aperturas principales están orientadas hacia el sur y la fachada norte apenas contiene ventanas. De esta manera, se puede captar al máximo la radiación solar en invierno para calentar el interior de manera pasiva. A la vez, todas las aperturas disponen de protección solar, gestionadas de manera inteligente por un sistema de domótica.
Otro tema importante es el aislamiento de toda la envolvente, con espesores entre los 21 cm y los 30 cm, y se ha logrado una estanquidad extraordinaria, como exige el estándar Passivhaus. El resultado del test Blower Door ha sido de un factor de 0,57, de los 0,65 permitidos.
El edificio no dispone de un sistema de distribución de clima tradicional y su climatización se hace únicamente a través de ventilación de doble flujo Zehnder ComfoAir 550 ERV Luxe que, además de climatizar la casa, proporciona aire limpio y saludable al interior de la vivienda. Según los últimos cálculos, el edificio tiene una demanda anual de calefacción de 9kWh/m² y un 1kWh/m², de refrigeración.
Para ilustrar el ahorro y el confort que supone la construcción pasiva, los arquitectos explican la siguiente anécdota:
“Durante una visita de obra a primera hora de la mañana en un día de invierno, el suelo del exterior estaba cubierto de escarcha, hacía mucho frío; cuando entramos en el interior de la vivienda la temperatura era perfecta, y todavía no se había instalado la bomba de calor”.
La construcción de la Casa-P busca ser una alternativa a los tradicionales métodos constructivos, mucho más nocivos para el medioambiente y mucho más costosos para sus usuarios. Casa-P se presenta como un ejemplo de un edificio donde la sostenibilidad y la eficiencia energética representan algunas de sus principales premisas.