Colectivo C733 crea mediante cuatro planos de barro, una composición que busca generar una nueva relación entre el edificio existente y su entorno a través de la representación del universo y su conexión con el ser humano y la naturaleza.
Creando una estructura contemporánea con elementos de ladrillo fabricados de manera local, el proyecto define los distintos espacios, separando públicos, como plazas y áreas de talleres, de privados.
Centro Cultural Aduana de San Blas por Colectivo C733. Fotografía por Rafael Gamo.
Descripción del proyecto por Colectivo C733
En 1768 se estableció el Puerto de San Blas en Nueva Galicia, México, con el propósito de proteger las costas del Pacífico y convertirse en una puerta de entrada para la mercancía asiática. Hasta hace unos años, el edificio de la antigua aduana de San Blas aún conserva su primer nivel y una antigua crujía que se utiliza como espacio de exhibición. Además, hay una serie de pequeños talleres y vestigios de la estructura original, hecha de tabique artesanal.
El objetivo principal de la intervención actual en el edificio histórico fue su recuperación y la construcción de talleres para el desarrollo cultural de la comunidad, acompañados de un museo y área expositiva. La intervención comenzó consolidando los vestigios de tabique para preservar la memoria del tiempo. Luego, se creó una estructura contemporánea con elementos de tabique fabricados de manera local, que definía espacios públicos como plazas y áreas para talleres.
El corazón de los patios se habita con un puente de carácter industrial, una pieza mirador y deambulatorio vertical que permite al visitante llegar a la azotea del edificio histórico y a la azotea de los talleres. Además, hay un foro al aire libre con forma de Sikuli, una estructura huichol que representa la composición del universo y la conexión entre el ser humano, la naturaleza y el universo. La composición de cuatro planos de barro permitió una nueva relación entre el edificio existente y las nuevas estructuras, entre el pasado y el presente, y entre la naturaleza y las estructuras construidas. El edificio busca desdoblar las actividades a un segundo nivel con otras oportunidades de viento, vistas y luz, convirtiendo las mismas azoteas en espacios de palco para las actividades culturales. El deambulatorio vertical se convierte en un tránsito a través del tiempo en la memoria de uno de los edificios más antiguos de este puerto.