El edificio esta compuesto por varios espacios funcionales, un conjunto compacto que queda rodeado de los grandes y solemnes edificios existentes, {en lo bello de lo diminuto». Un gran ventanal reconecta a los navegantes, que nunca dejan atrás el mar, aun en tierra firme.
Vestuarios Yatch Port por HUMA. Fotografía por David Frutos.
Descripción del proyecto por HUMA
El edificio de vestuarios y lavandería creado para la marina Yacht port en Cartagena, sirve a todos aquellos navegantes que alcanzan la ciudad por el mar. Estos navegantes venidos de puertos de medio mundo: británicos, italianos, franceses, holandeses, australianos llegados de tierras lejanas amarran sus barcos para descansar unos días y tomar fuerzas para poder continuar con su travesía. Así navegantes son acogidos en este puerto.
El edificio consta de unos vestuarios con duchas, baños y una zona de lavandería. También hay una sala común de interrelación que sirve de lectura y de conexión wifi, forrada en sus paredes de restos de cabos que han sido depositados en el puerto. Esta sala despejada sirve de espera con su gran ventanal, un espacio creado con el propósito de mantenerlos unidos al mar. Este ventanal no es para mirar, sino un trascender la soledad. Este mar amigo se hace dentro y el dentro se hace mar. Este espacio creado, alejado miles de millas de sus casas, trata de ser cercano al usuario, de devolverle parte de ese hogar dejado atrás. Es la tierra firme anhelada tras el naufragio.
Vestuarios Yatch Port por HUMA. Fotografía por David Frutos.
La misión del edificio es la de recuperar lo amigable hallado en el hogar, desde lo más básico de su función; el aseo personal. Así el espacio público queda domesticado en la calidez de su intimidad; en lo acogedor del acto de reconocerse en lo cotidiano: lavarse los dientes, peinarse, ducharse con agua caliente, afeitarse o lavar la ropa; se convierten en el ritual que nos conecta a nuestra esencia; desde donde uno siempre vuelve a casa.
El volumen se percibe unitario, levantado con estructura metálica, anclada al cantil del puerto queda forrado de listones de suelo a techo hechos de resina natural cubriendo el volumen en su totalidad La fachada es cambiante, adquiriendo una tonalidad diferente en función de la hora del día, creando ese dinamismo que reproduce en tierra el ondular de las jarcias al viento. La piel es sombra en movimiento quedando solo interrumpido por las perforaciones en los huecos por donde entra la luz. Dos grandes vacíos en los laterales crean la luz y la ventilación necesaria para el uso La luz esculpe el volumen mediante dos grandes surcos que lo perforan hasta dentro, generando dos patios interiores, que dotan de iluminación y ventilación a los usuarios que permanecen dentro a salvo.
Este pequeño edificio de vestuarios queda rodeado de los grandes y solemnes edificios existentes, en lo bello de lo diminuto, como una barca rodeada de grandes barcos en el océano. El edificio protege a sus navegantes en su interior, preservando lo íntimo de su misión, tan solo el mar, cual fiel amigo, puede verlos... Los navegantes nunca dejan atrás el mar, aun en tierra firme.. La arquitectura se pliega y se aproxima, como si quisiera navegar, vuela sobre el cantil con la intención de saltar. Pero queda sujeta, en equilibrio, sostenida en el tiempo, conocedora de su función, la de crear tierra firme, en medio de tanta movilidad. El acceso mediante una larga rampa pone de manifiesto este suspenderse sobre el cantil.
Vestuarios Yatch Port por HUMA. Fotografía por David Frutos.
Entre estas paredes, se cuentan las historias acontecidas mar adentro. Un mar traído a tierra en su recuerdo. El edificio homenajea, a todas estas arquitecturas, que se acercaron algún día al mar, para servir al hombre: baños, vestuarios, cambiadores, que tanto ayudaron al hombre en su vivir el mar. Rendidos a su función silenciosa, a bien seguro cumplida, desde lo anónimo de su presencia; hoy sabemos, que esta arquitectura nunca naufragó, siempre estuvo anclada a otras, en la línea del tiempo, en su continuo revivirse, desde esa mar de la alegría tan llena de vida.