El estudio de arquitectura COLAR Colectivo de Arquitectura sigue el concepto de «Soft Loft» para la vivienda, proyectando un espacio continuo y abierto que, potenciando una sensación de amplitud mediante techos altos y grandes ventanales que crean una conexión física y visual entre el interior y el exterior, enmarcando los paisajes naturales del lugar. Para reforzar la idea de entorno natural se proyecta un jardín con una zona verde que actúa como elemento integrador con el paisaje.
El uso de la piedra, material principal de la vivienda, rinde homenaje a las tradiciones constructivas de Malinalco, además de buscar nuevamente la integración con el paisaje circundante. Los acabados de suelos encimaras y baños son de hormigón pulido cuyo color se obtiene mezclando cemento con tierra local. El uso de estuco blanco como acabado final para la cubierta y los muros, crea un espacio continuo, donde destaca la montaña y su paisaje natural.
Morada de piedra por COLAR Colectivo de Arquitectura. Fotografía por Ariadna Polo.
Descripción del proyecto por COLAR Colectivo de Arquitectura
La vivienda se sitúa a los pies de una imponente montaña, en el Barrio de San Juan, Malinalco, una región conocida por su exuberante vegetación y paisajes únicos. La casa aprovecha al máximo las vistas únicas, integrándose de manera armoniosa tanto con el entorno natural como con la casa de campo existente, mejorando la conexión entre el espacio habitado y el paisaje circundante.
El proyecto sigue el concepto de «Soft Loft», un espacio continuo que promueve una experiencia de vida abierta, fluida y flexible. El diseño abierto del espacio resalta la libertad de movimiento, maximizando la sensación de amplitud mediante techos altos y grandes ventanales que enmarcan el paisaje y permiten una profunda conexión visual y física entre el interior y el exterior.
La integración con la naturaleza es clave: la montaña se convierte en el protagonista del espacio, formando una parte activa del proyecto, utilizando grandes ventanales que realzan su presencia, fomentan la interacción y proporcionan abundante luz natural.
La casa cuenta con una superficie construida de 72 metros cuadrados, complementada con una terraza con jacuzzi y un jardín intersticial, que refuerzan la experiencia de conexión con el entorno natural. Este jardín también crea una zona verde que actúa como barrera visual y como elemento integrador del paisaje.
La chimenea juega un papel central en el proyecto, no solo por su función práctica, sino también como un elemento clave en la configuración espacial, definiendo zonas sin interrumpir la continuidad del espacio.
La elección de los materiales refleja el deseo de integrarse con el paisaje local y aprovechar las tradiciones constructivas de Malinalco. La piedra es el material principal, rindiendo homenaje a la arquitectura tradicional de la región y aprovechando las habilidades de los constructores locales en el manejo de piedra y cantera. Los suelos, encimeras y baños están terminados con hormigón pulido, cuyo color se obtiene mezclando cemento con tierra local, resultando en un tono único que refuerza la conexión entre el proyecto y su entorno. La estructura de la cubierta está compuesta por viguetas y bovedillas, con un acabado final de estuco blanco, al igual que los muros de mampostería. Esto crea una atmósfera continua y fluida en la que destacan los muros de piedra y las vistas enmarcadas de la montaña y el paisaje.
Las carpinterías buscan mostrar parte de la tradición de Malinalco, aportan un elemento artesanal que refuerza la identidad del lugar. El uso de técnicas y materiales locales también reduce la huella ecológica del proyecto, alineándose con principios de sostenibilidad.