El contenedor se posiciona perpendicular al mar, para aprovechar la forma alargada de la parcela. Aplicando ejercicios de perforación en puntos estratégicos que permiten bañar de luz el interior y enmarcar las vistas hacia el Mar Menor.
Finalmente, el volumen industrial se envuelve con un aislante térmico y una lona naranja metalizada que usualmente se usa para cubrir camiones.
La yuxtaposición de esta nueva piel y otras capas se da en un taller cercano para luego ser puesto en obra directamente. Procesos constructivos que ahorran energía y suman cualidades a un proyecto donde más allá de cualquier material, el disfrute envuelto y enmarcado, es el protagonista del lugar.
Descripción del proyecto por XPIRAL
Una pequeña casa de pescadores en primera línea de Los Urrutias era el lugar perfecto para iniciar una nueva vida, cumpliendo el sueño de vivir frente al mar que siempre habían tenido…
Esta vieja construcción necesitaba una rehabilitación para garantizar el confort y una ampliación para poder adaptarse a las necesidades familiares de los nuevos inquilinos.
La propuesta planteada parte de una investigación sobre la idea del Reciclaje Directo frente al planteamiento del Reciclaje Industrial aplicado a esta operación de rehabilitación.
Es necesario reflexionar sobre cómo el diseño puede ofrecer una experiencia háptica del reciclaje, fomentando un posicionamiento fenomenológico del mismo. Esta postura se basa en el empleo de estrategias propias del diseño metabólico, el cual usa la gestión de la materia y la energía para producir nuevos protocolos espaciales.
El proceso arranca desde una fase inicial basada en estrategias como la parametrización y la fabricación digital, para posteriormente producir diseños que puedan ser construidos con tecnologías ordinarias por medio de herramientas sencillas.
El proyecto que se muestra parte de un contenedor marítimo sometido a un proceso Ad hoc de tuning que responde, desde una perspectiva Hiperlocal con unos presupuestos Lowcost, a un contexto urbanístico de vivienda adosada en un tejido urbano consolidado de pueblo pesquero; con las condiciones climáticas propias del ambiente marino del Mar Mediterráneo; y a la conexión directa con un paisaje de reflejos de sol sobre los azules de la laguna del Mar Menor.
Así, este container reutilizado comienza a ser perforado en diversos puntos y customizado con prótesis específicamente posicionadas que habilitan nuevos espacios como una ducha que se adapta al cuerpo o un tragaluz que reconfigura la iluminación interior.
Posteriormente el volumen se envuelve en aislante y lona de camión naranja metalizada proveniente de una empresa de carrocerías próxima. El nuevo cuerpo es fabricado en un taller cercano para posteriormente ser trasladado y colocado sobre la pre-existencia. Hormigón visto, suelo radiante, chapa metálica aboyada, plásticos como policarbonato o PRFV configuran la expresiva materialidad de esta casa en la que el lujo no radica en unos acabados refinados, sino en la potencia de las vistas, el disfrute de la brisa marina, darse una ducha mirando al mar o dejar entrar la luz a todos los rincones de la vivienda.
¿Qué consideramos como lujo y qué como precario? Sus nuevos habitantes lo tienen muy claro.