Marina Abramović protagonizó uno de esos romances parecido al que tuviera Frida Kahlo con Noguchi, como ya hemos tratado en METALOCUS, [Un mercado. Una fórmula. Un mural por Isamu Noguchi]. En 1975 conoció al alemán Uwe Laysiepe, más conocido como Ulay. Encontraron que tenían muchas cosas en común como, curiosamente, su fecha de cumpleaños. La relación mística que se estableció entre los dos se transformó en una serie de performances que realizaron durante los años posteriores, entre las que destacan: "Relation in Space" (1976), "Relation in Movement" (1977), o "Death self" (1977), en la que ambos artistas compartían el mismo aire de sus pulmones a través de la boca, tranformándolo paulatinamente en dióxido de carbono, hasta perder literalmente el aliento.
En 1988, tras años de relación amor-odio y artística, deciden poner fin a su romance en un gran acto ceremonial, "The Great Wall Walk": cada uno situado en un extremo de la Gran Muralla China, (Ulay desde el Desierto del Gobi, Marina desde el Mar Amarillo), caminan más de 2000 kilómetros durante 90 días, para encontrarse en el centro y despedirse para siempre.
En el 2010, el MoMA dedicó una retrospectiva a la artista serbia, en la que desarrolló la performance "The Artist is Present", que permitía a los visitantes del museo sentarse durante un minuto frente a Abramović, al otro lado de una mesa, e interactuar con ella cara a cara. Una de las personas que asistió a la retrospectiva y participó en la performance fue Ulay. En el vídeo, un fragmento del documental que se realizó a partir de la retrospectiva, podemos ver la reacción de ambos al encontrarse, ante una audiencia que aplaude el que, probablemente esta vez, sea su último performance.