El proyecto se plantea manteniendo la integridad del conjunto, su coherencia formal, compositiva y constructiva son con soluciones reversibles, utilizando materiales y sistemas constructivos que permiten en el futuro propuestas alternativas para su recuperación.
Se consideró que las intervenciones debían basarse en el principio de mínimo uso, aportando una lectura actual del monumento y, al mismo tiempo, esclareciendo su evolución histórica. Se pretendía seguir los principios de restauración y conservación del patrimonio construido definidos en la Carta de Venecia, aprobada en 1964, y consagrados en el documento internacional - la Carta de Cracovia - en 2000, con el objetivo de preservar y mejorar el valor estético e histórico del monumento.
Rehabilitación del Paço dos Condes de Ourém por João Mendes Ribeiro. Fotografía por José Campos
Descripción del proyecto por João Mendes Ribeiro
En el Paço dos Condes de Ourém, la intervención se basó en obras de conservación que implicaron la reparación de materiales y elementos deteriorados, así como la introducción de sistemas constructivos acordes con la reconstrucción y restauración llevada a cabo por la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales (DGEMN ) entre 1936 y 1947.
En base a la evidencia de la existencia de dos niveles sobre el piso de entrada y tres niveles sobre el sótano al oeste, se propuso colocar un nuevo piso, en tarima de madera de castaño, a nivel de el piso 0, donde había irregularidades en el piso, y en parte del piso 1 (al este), en los tabiques de piedra.
En el caso de los pisos elevados, se planteó reutilizar las ménsulas de piedra, así como los negativos de los muros, para soportar vigas y vigas de madera. Los procedimientos de conservación y restauración de las fachadas existentes se llevaron a cabo con el fin de solucionar los fenómenos de alteración y degradación existentes, mediante el uso de materiales químicamente compatibles con los originales. De esta forma, se garantizaba la reversibilidad de materiales y técnicas, asegurando su integridad física y devolviendo la homogeneidad y características inherentes a su diseño y construcción, garantizando así su salvaguarda para el futuro.
El resto de intervenciones consistieron en el cierre de vanos con marcos de latón y vidrio simple, la sustitución de la cubierta del edificio Paço y la introducción de nuevas infraestructuras técnicas. Se pretendía ocultar el marco, acentuar la lectura de los vanos como «agujeros» y resaltar las cualidades plásticas de la ruina y, en este sentido, se utilizó un perfil esbelto, oculto al exterior.
El vano de entrada al edificio Paço, cuyo marco de piedra era irregular, se recuperó con la introducción de un nuevo umbral de piedra, un rellano de barandilla de latón y una puerta de madera en la antigua de pino riga. También se agregó un parabrisas de latón.
La nueva cubierta del Palacio consiste en una junta grapada de zinc, incluyendo aislamiento e impermeabilización, colocada sobre el techo de madera de castaño y sobre las nuevas vigas, apoyadas sobre las ménsulas de piedra existentes. Tiene cuatro vertientes que conducen el agua de lluvia a un canalón perimetral, donde es recogida por gárgolas de bronce fundido, con forma de prisma triangular. Las gárgolas se sitúan en los alzados oeste y este, proyectando las aguas directamente sobre el balcón inferior o sobre el terreno. Se evaluó su ubicación en el sitio, con el fin de aprovechar las aperturas existentes, realizadas por la DGEMN (en campañas realizadas en las décadas del 30 y 40 del siglo XX). El balcón, a su vez, está revestido de zinc y tiene una pasarela de rejilla metálica, donde se fija una barandilla. Está dotado de taludes aptos para dirigir el agua de lluvia hacia un segundo juego de gárgolas, también de bronce pero de sección circular, que las dispersará en el terreno circundante.
La introducción de equipos de iluminación y seguridad, imprescindibles para el aprovechamiento del espacio interior, tiene una expresión mínima en el edificio, ya que se encamina, de forma disimulada, bajo los suelos y techos en tubos de latón. Esta forma de instalación evita la intervención en las paredes, que están destinadas a permanecer intactas, sin, sin embargo, reducir la flexibilidad de uso futuro del espacio. El sistema de iluminación consiste en luminarias suspendidas de los techos, que no afectan a las paredes existentes y acentúan el carácter museístico del edificio.
El espacio de entrada funciona como recepción y distribución, con acceso a dos salas de exposición al este, un guardarropa al sur y la sala de usos múltiples al oeste. El acceso al almacén situado en la planta sótano, bajo la sala polivalente, se acondicionará y se realizará a través de una escalera oculta sobre una trampilla.
El acceso a la 1ª planta, donde habrá un gran espacio para exposiciones o eventos colectivos, está asegurado por una nueva escalera de madera marrón, con guarda y pasamanos de latón. El rellano intermedio de esta escalera está suspendido de una viga metálica mediante dos barras, y se fija, puntualmente, al muro existente y a la nueva viga de forjado. El espacio del 1er piso tiene doble altura y el nivel de su piso está relacionado con el nivel de la ventana conversacional, recreando así el nivel del piso que se presume existió.
Será un espacio dotado de un sistema adecuado para la exposición de contenidos museísticos, con carácter temporal o permanente. Este sistema consiste en estructuras desmontables, flexibles y modulares, que permiten la formación de muros autoportantes, para la exposición de piezas en vertical, o la creación de soportes horizontales, en forma de mesas continuas.