La nueva Sala Beckett albergará dos salas de teatro, una zona de formación, una sala de ensayos, las oficinas y un bar. Los arquitectos han participado con este y otro de sus proyectos en la 15ª Bienal de Venecia en el pabellón español. Con el Centro Cultural Casa Balaguer y junto a la serie fotográfica de Adriá Goula Re-Edificatoria, con este proyecto que presentamos ahora. La televisión pública española les dedicó un espacio con un pequeño reportaje sobre la génesis y desarrollo de la nueva sala.
Descripción del proyecto por Flores&Prats
Sala Beckett.
La Sala Beckett es un teatro, pero sobretodo es un espacio de creación y de encuentro. No es un teatro de cartelera, es decir, no es un espacio que abra la persiana diez minutos antes de empezar la función y la cierre cuando han salido los espectadores. Es un espacio que abre la persiana a primera hora de la mañana y en el que durante todo el día ocurren cosas. La Sala Beckett es un teatro que exhibe, pero también de formación, donde se experimenta, se busca y se manipula con tiempo. Alejada de los ritmos de la industria, de los ritmos de la cultura del ocio, intentando que formación de creadores –en este caso de dramaturgos– y exhibición de espectáculos sean dos caras de una misma moneda unidas por otras ramas como son, por ejemplo, la experimentación. A lo largo de 25 años de existencia, la Beckett se ha convertido en un espacio teatral de referencia en Barcelona, dando un lugar destacado a la formación de dramaturgos, y a la programación de las dramaturgias europeas contemporáneas de autores vivos y en activo. Por eso, uno de los retos en el momento de diseñar una nueva sede, era llevar al equipo de la Sala Beckett a un nuevo lugar sin que se perdiera la magia creada por ellos durante tantos años.
Ruina.
Visitar el edificio abandonado de la antigua Cooperativa Paz y Justicia en el momento del concurso de arquitectura era entrar en un túnel del tiempo, que nos llevaba hasta el momento en que se utilizaba como lugar de encuentros, pequeño teatro, sala social y de fiestas. Aún conservaba gran parte de la decoración en muros, techos y suelos, que nos ayudó a entender las distintas ocupaciones que había ido teniendo: pavimentos de mosaico hidráulico, carpinterías de madera con cristales de colores, cornisas y rosetones en las salas... definían espacios de grandes dimensiones, inusuales para Barcelona si no fuera porque nos encontramos en una zona de la ciudad con pasado industrial. A pesar del abandono, encontramos un edificio cuyas paredes y techos estaban aún cargadas de historias y de emociones que el proyecto podía incorporar. Por eso la nueva Sala Beckett recupera un edificio presente en la memoria colectiva asociativa de este barrio, manteniendo su espíritu, su carga de memoria incorporada a sus espacios, para que se reincorpore con naturalidad a sus dinámicas culturales y que los vecinos, muchos de ellos antiguos cooperativistas, se reconozcan en él.
Proyecto.
Ese estado de decadencia física en que encontramos este edificio nos interesó, no para devolverlo a su estado inicial, sino para llevar esa ruina hacia adelante y hacerla participar, con su carácter inacabado y de superposición de épocas, en una nueva realidad que pudiera seguir actualizándose sobre ella. Dibujar la nueva Sala Beckett en la antigua cooperativa obrera ha sido movernos hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, trabajando en continuidad con lo que heredamos, dibujando a partir de lo que el antiguo edificio nos proponía. Ahora, lo viejo y lo nuevo funcionan a la vez, un lugar donde creadores, público, directores y alumnos se encuentran y donde los viejos fantasmas de la cooperativa de consumo, aún presentes, esperan la llegada de la Sala Beckett para, juntos, imaginar mundos distintos y crear ficciones nuevas.