Tanto el pabellón sede como una de las intervenciones fueron elegidos en un concurso internacional. El proyecto ganador para el pabellón sede fue el de Cuña Urbana de David Bergasa, quien propone una llamativa cuña roja, que se relaciona con la ciudad con diferentes dinámicas durante día y noche y sirve como zona de reunión en un graderío posterior. María Beni Ezquerro, Isabel Castillón Gómez y Rocío García Samaniego fueron las ganadoras del concurso para el diseño de la instalación en el patio de la calle Ruavieja. Su Hortus Conclusus ocupa el inhóspito patio con unos paneles que representan la “fauna social” autóctona y otorgan una mayor calidez al espacio.
Los franceses Gabrielle Vinson, Quentin Devoyer y Edwin Toledo diseñaron la instalación Salón urbano, un conjunto en madera que habilita y permite realizar una parada en un espacio de transición y acceso al casco antiguo, empleado normalmente como zona de paso. El patio fragmentado: arquitectura para gatos de los alumnos de la ESDIR centra su propuesta en la unificación de un espacio residual a partir de los gatos que ocupan el patio del Museo de La Rioja. MAIO por su parte emplea las propiedades volumétricas de un calado (bodega subterránea) urbano para desdibujar su interior en Boogie. La reflexión de la torre de San Bartolomé en un espejo inclinado es la protagonista de 02 + 04 = Alexander Platz, de Javier Dulín, quien propone una mirada diferente hacia la plaza sin interferir en los recorridos que la atraviesan. Daniel Montes y Sara Canalejas, a través de Artefactos, unifican una plaza del Casco Antiguo mediante un elemento constructivo común montado horizontal y verticalmente. Ciudad oculta, de Fernando Abellanas, consiste en una conquista por los pequeños lugares de un claustro normalmente cerrado al público.