Entendió Kiefer que la historia se encuentra arraigada en las leyendas y que tiene su base en una ideología difusa derivada de mundos muy distantes en el espacio y en el tiempo: no se fiaba ni de registros ni de testigos, pero sí le atraía irremediablemente lo irracional. La capacidad de empatía le ha resultado esencial a la hora de examinar lo ancestral, que continúa muy presente en su producción.
En Venecia expone el conjunto «Questi scritti, quando verranno bruciati, daranno finalmente un po’ di luce», título tomado de los escritos de un filósofo veneciano, Andrea Emo. El proyecto presentado es el resultado de un trabajo realizado entre 2020 y 2021: un conjunto de pinturas creadas para exponerse en el espacio de la Sala dello Scrutinio. Un espacio marcado por su riqueza ornamental e iconográfica, asi como por los tres lienzos monumentales de su techo, donde la intervención de Kiefer pretende reconocer la capacidad del arte actual para promover la reflexión sobre asuntos universales y filosóficos, a partir de la historia de la villa italiana.
Anselm Kiefer. “Questi scritti, quando verranno bruciati, daranno finalmente un po’ di luce”. Fotografía por Andrea Avezzù. Cortesía de Gagosian y Fondazione Musei Civici Venezia
La invitación a Kiefer para participar en esta bienal data de 2019 y se pretendía medir la capacidad de este lugar simbólico de la República Serenissima para continuar siendo un centro de cultura viva y no solo de memoria.
Kiefer dialoga ahora aquí, en la sala donde los dogos eran elegidos, con quienes fueron llamados en su tiempo por el Senado de la República para representar en las paredes de esa Sala dello Scrutinio, tras el devastador incendio de 1577, la gloria marítima y terrena de Venecia, entre ellos Pietro Bellotti y Palma el Joven. Sus obras remiten asimismo a los designios inevitables del tiempo, a la anulación del pasado representada por las pinturas ocultas, a lo efímero y a un concepto ampliamente vivo en su trabajo: la unidad trágica e irresoluble de los opuestos. Venecia es el centro de esta propuesta del alemán, pero no se nos presenta como un objeto a celebrar, sino como una gran metáfora de los lazos culturales entre Oriente y Occidente, como pretexto para sacar a la luz mitos milenarios y también para desvelar la oscuridad que es propia de nuestro tiempo.