Al igual que le ocurriese a Mendelshon, este libro es el resultado de varios viajes, de Bonet y Ballester, en los que se va produciendo un acercamiento y finalmente un enamoramiento con la ciudad del sur, un amor silencioso, en el que la ciudad se representa callada.
El texto de Bonet narra la construcción del viaje que tuvo como motivo una exposición a José Manuel Ballester, que terminó planteándose no como una retrospectiva del trabajo anterior sino como una visión más fresca y reciente al incluir la visión del madrileño sobre la ciudad de Sao Paulo. Se plasmó en una exposición en 2010 en la Pinacoteca do Estado, comisariada por Bonet y titulada “Fervor da metrópole” (Fervor de la metrópoli).
Un viaje que duró unos pocos días, exhaustivamente preparados, y en el que se hizo una especial revisión de la arquitectura de la ciudad en el siglo XX. Aquella preparación generó un conocimiento que sirvió de base para el proceso de captura de imágenes, cuyo resultado permitió a Ballester realizar una aportación gráfica novedosa, diferente, de una ciudad tan profusamente fotografiada. La inspiración siempre tiene el culo plano.
El texto de Bonet es una deliciosa descripción de causas concomitantes, encuentros, recuerdos, reencuentros y paseos, charlas con amigos… Como él mismo dice, una “olla podrida” en la que también se incluyen poemas y que nos permiten entender la construcción visual que las imágenes de Ballester muestran en el libro.
El texto es también la narración de un imaginario arquitectónico y visual de la historia de la ciudad brasileña, que en parte también es mostrado por Ballester. Desde la impresionante visión del edificio del Copan al atardecer hasta el parque Ibirapuera Niemeyer es un protagonista repetido. También obras de Burle Marx, Mina Klabin, Gregorio Warchavchik, Flávio de Carvalho, David Libeskind, constantemente Le Corbusier, Paulo Mendes da Rocha y por supuesto mi muy mencionada Lina Bobardi… con casas como Vila Mariana, apartamentos de obreros, la avenida Paulista, la legendaria Livraria Cultura, obviamente también el Masp, el pórtico de la Prada do Patriarca o su tienda Forma, Estaçao da Luz y más Lina Bo Bardi en El Centro cultural y social Sesc Pompeya, parque, casas, edificios y avenidas en una letanía casi infinita e impresionante, si se piensa que es la narración de las derivas de una semana en el caso de Bonet o de dos en el caso del “fotógrafo y pintor” José Manuel Ballester.
Tras la lectura de Bonet las imágenes de Ballester, y puedo decir sin conocer la ciudad directamente que a pesar de la borrachera que durante todos estos años ha llegado a mis ojos de imágenes de esa ciudad, llegando a soñar que realmente sí la he visitado, al ver las imágenes de Ballester la ciudad me parece diferente, magistralmente bella y nueva. Un libro absolutamente recomendable.