Juan Domingo Santos es un hombre ocupado. O, en otras palabras, una figura que disfruta de una cada vez mayor relevancia en el panorama arquitectónico nacional e internacional. Tras algunos intentos para reunirnos y charlar sobre su reciente participación como director en la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo en la Cooper Union (NY), finalmente nos reunimos en la estación de Méndez Álvaro de Madrid, aprovechando uno de sus numerosos viajes. Con un refresco en mano, hablamos sobre la posición de la arquitectura española en el contexto global, sus obras recientes y su visión personal de la arquitectura.

La entrevista a Juan Domingo Santos se realizó unos días antes de navidad (2016) y unas semanas antes de que se conociese el informe negativo hacia el proyecto en la Alhambra, que realiza con A. Siza, calificándolo de excesivamente intervencionista, lo que hizo que la Junta de Andalucia desistiese de continuar y de que haya planteado una revisión completa del mismo para no perder la inversión de millones de euros realizada hasta ahora.
 
> En los últimos meses tu actividad normal se vio alterada al ser nombrado comisario de la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo conjuntamente con Begoña Díaz-Urgorri y Carmen Moreno Álvarez, y supervisado por Francisco Mangado, Coordinador General de Bienales de España. ¿Que ha supuesto la selección, revisión y exposición de trabajos de otros compañeros? ¿cuáles han sido los principales criterios en la elección de las obras al ser cuatro arquitectos los responsables del comisariado?

- Como directores de la Bienal, propusimos el tema de ‘Alternativas’ bajo el concepto de ‘Alternativas’ como respuesta a una situación desde muchos puntos de vista. ‘Alternativas’ como un cambio que hay en la profesión, como nuevas estrategias de trabajo para los arquitectos, como la forma de entender una profesión afectada por una época de crisis que viene ya desde hace un tiempo y cómo la crisis ya se ha convertido en un asunto que no es problemático para ejercer, sobre todo para arquitectos jóvenes: una generación que ya ha nacido y ha surgido dentro de la crisis, y para la que la crisis no es sino un argumento para proyectar y construir.
 
En lugar de hacer la clasificación de las temáticas como antiguamente se hacía en las bienales, "es la mejor obra de vivienda unifamiliar, la mejor obra de vivienda colectiva, el mejor equipamiento"... Nosotros proponíamos temas que no tienen que ver ni con la escala ni con los programas, sino con varios conceptos, como por ejemplo el patrimonio y el paisaje.
 
Nos interesaba que este año se cumple el 30 aniversario de la Ley de Patrimonio Español. La idea que nosotros planteamos fue en esta línea. Se trataba de ver qué hacemos los arquitectos españoles en torno, o qué respuesta damos, al patrimonio. Y daba igual que saliera de la intervención de un local comercial en un edificio histórico, la remodelación de un teatro, o un conjunto histórico de una manzana de la ciudad.
 
Hicimos una selección de proyectos, que estaban cualificados, sobre cómo abordar la intervención en el patrimonio, nos daba igual la escala y el programa, lo importante era saber cómo se afrontaba el problema. Respecto a las categorías de paisaje y ciudad, totalmente igual. Esos eran los criterios.
 
Y luego, ¿qué ha supuesto? Nosotros somos cuatro: tres directores y un coordinador de bienales. También ha habido un jurado que creo recordar que está formado por trece o catorce personas, algunos del mundo del arte, de la ingeniería... invitados externos, no arquitectos, para lanzar una mirada que no fuera sólo disciplinar ni endogámica, sino una mirada desde otras perspectiva. 
 
> La exposición viajará por diferentes lugares y acaba de terminar la muestra en Nueva York, en la Cooper Union. La última exposición de arquitectura española en NY fue la mediática 'On site: new architecture in Spain', que organizó Terence Riley, en el MoMA, en 2008. ¿Ha supuesto un cambio de enfoque el hecho de que entonces fuese un americano el comisario y ahora haya sido una visión desde dentro, la expuesta en la Cooper Union?
 
- Yo participé en la exposición ‘On site’, estuve con dos proyectos; uno el que hice con Siza en Granada y otro que era la casa en el huerto de cerezos. Esa exposición surgió porque Terence Riley está interesado en ver ciertas formas de proyectar arquitectura actual. La exposición como tal no iba sobre arquitectura española, pero cuando hace este estudio observa que muchos proyectos y muchos arquitectos convergen hacia España, estaban Herzog & De Meuron, Álvaro Siza... muchos arquitectos, extranjeros, pero que trabajaban en España, porque esa época (estamos hablando de 2000-2006) fue un periodo en que el país se convirtió en lugar de trabajo con una gran cantidad de concursos.
 
España estaba fuerte, y por tanto era un lugar donde pasaban muchas cosas. Por eso al final Riley decide hacer esa exposición sobre España, porque se convierte en un foco de atención, más allá de la intervención de arquitectos individuales. Algo pasa que España se convierte en un lugar de ensayo y experimentación para el campo de la arquitectura.
 
Esta exposición es muy distinta, es una reflexión que hacemos internamente los arquitectos, el jurado y nosotros como directores, para ver cómo se está enfrentando la arquitectura española con estos temas. Y veréis que la selección de proyectos, excepto casos muy particulares, son proyectos de escala reducida, donde no aparece nadie del ‘Star System’.
 
Hay una generación de gente joven que está haciendo proyectos muy interesantes. Lo que hace también muy distinta esta exposición de la de ‘On site’, donde muchos de ellos eran arquitectos muy consagrados y grandes estudios. Y cuando digo joven no digo sólo de edad, sino también de espíritu, una arquitectura que hace cosas que están muy bien con pocos medios.
 
> ¿En qué crees que ha cambiado la percepción desde fuera hacia la arquitectura española tras la crisis?

- Hace poco estuve en Miami para dar unas conferencias en la escuela de Arquitectura. Ellos decían que les atraía la manera en que la arquitectura española afrontaba cuestiones relacionadas con el patrimonio o con el paisaje; una sensibilidad hacia la manera de tratar temas que ellos no es que no compartiesen, pero no lo llegaban a entender.
 
Y les llamaba mucho la atención esa sensibilidad que tiene el arquitecto español hacia cosas cotidianas, hacia la preexistencia, hacia la historia, esa idea de proyectar con la memoria. La sensibilidad para juntar cosas muy diversas frente al proyecto grande, al programa, la sustitución.
 
Nosotros tenemos una cultura del reciclaje, una cultura basada en la historia. Estudiamos historia en las escuelas de Arquitectura, y nuestras ciudades son muy patrimoniales y eso supone una sensibilidad por parte de la sociedad. Ellos no tienen esos problemas porque no tienen un patrimonio como el nuestro, y la base de todo su progreso está en el invento. Nuestro progreso está en el reconocimiento de la historia para mirar al futuro. 

> Revisando tu trayectoria como arquitecto, uno advierte que todas tus obras se localizan en nuestro país, y sin embargo eres reconocido y has sido invitado por numerosas escuelas de arquitectura de todo el mundo. Se percibe un intento por trascender desde lo local hacia afuera ¿Cómo es posible tener un discurso tan internacional y a la vez una actividad tan centrada en España? 
 
- Pues eso era García Lorca, ¿no? Cómo llegar a ser universal pensando en los problemas cotidianos. Yo creo que en un mundo universalista y global como vivimos tiene capacidad y tiene sitio lo específico; cuanto más global se hace el mundo tanto más se afirma o reafirma lo propio y específico. Lo importante no es la cantidad sino la cualidad y la calidad de lo que haces. Es verdad que reconozco que tengo unas coordenadas muy claras en mi trabajo, pero si estuviera en otra ciudad supongo que haría lo mismo, pero de otra manera. 

> ¿Qué valores crees que tenemos los arquitectos españoles que debemos cuidar, y cuáles deberíamos importar?
 
- Yo creo que en España somos poco empresarios. No tenemos una mirada mercantilista hacia la arquitectura. Eso tiene unas ventajas pero también tiene unos problemas, y es que no sabemos llevar este negocio. Quizás si supiéramos trabajar más pensando en esto, la sociedad nos entendería mejor. Porque muchas veces el arquitecto está dispuesto a perder dinero con tal de que se salga adelante su idea.
 
> Tienes el estudio en un sitio muy particular, ¿cómo se encuentra esa batalla por mantener parte de la memoria industrial de tu ciudad? ¿Qué fue lo que te decidió a vincular tu trayectoria profesional a un lugar tan significativo, tan lleno de identidad y memoria histórica?
 
- Al final las cosas empiezan como todo en la vida. Yo le digo a mis alumnos: "es que hoy no deseamos". Yo creo que se ha perdido el deseo por algo, hay que desear y también hay que estar más relajado. Creo que hay que marcar otros tiempos y buscar lo que te gusta. Y desear cosas.
 
Eso es lo que me pasó con la Fábrica. Yo iba cuando era estudiante de Granada hasta Sevilla en tren, y pasaba delante de la torre donde ahora tengo el estudio. La veía y decía “qué sitio tan maravilloso, un día será mi estudio de arquitectura”, y a partir de ahí hice todo lo posible para conseguir que fuese mi estudio. Lo logré y llevo allí muchos años.
 
Por supuesto, esto también me ha supuesto una guerra enorme de juicios con especuladores urbanísticos que quieren intervenir allí. Y en el fondo yo sólo soy una persona que defiende unos valores patrimoniales de un lugar que está abandonado y que quiere poner en marcha la ciudad. Estoy desarrollando unos proyectos, unos foros de encuentro que con la Bienal organicé ya allí, en los que pretendo concienciar a la gente del valor histórico de aquel sitio, abrir ese espacio a la ciudad.
 
O sea, que ahora mismo como arquitecto estoy trabajando no ya en proyectos de arquitectura sino en proyectos de energía, de cómo conseguir que la gente se interese por aquel lugar. Yo actúo como mediador de todos. Todo esto es mi proyecto ahora en la Fábrica, conseguir que es este sitio maravilloso elegido como lugar ahora se incorpore a la ciudad.
 
> Nos llama especialmente la atención tu manera de trabajar, que no se limita al dibujo y a lo abstracto, si no que generas estructuras previas en el lugar de implantación para ser analizadas la forma en la que los usuarios viven, habitan y se comunican con su entorno. ¿Cómo ha influido en tu resultado final? ¿Crees que habría sido diferente si hubieras ido directamente al dibujo?
 
- Claro, claro que sí. Para mí la arquitectura es una actividad que aúna experiencia, emoción y uso; la experiencia porque es experimentar con la arquitectura, correr los riesgos; la emoción porque toda buena arquitectura tiene que emocionar; y el uso porque al final la arquitectura sirve a una función.
 
Generalmente, los arquitectos hoy día estamos muy preocupados solo por la funcionalidad, los programas, los metros cuadrados, la certificación, etc. Y hemos olvidado estas otras cuestiones. Yo creo que la geometría no es un valor para la arquitectura, estrictamente. Prefiero entender la arquitectura como hechos y acciones vitales.
 
A mí me gusta salir a pasear, visitar el lugar, hablar con la gente, fijarme en cosas, oír, escuchar... ahí surge el proyecto. Luego lo que hago es en mi estudio es dibujar eso, las cosas que he visto. Espero que ellos me regalen el argumento del proyecto y lo que yo pongo en marcha es la actividad de la disciplina.
 
No intento imponer un dibujo de una idea previa y lo que tiene que pasar en el lugar. Los condicionantes del proyecto son los pretextos para hacerlo, y hay que conseguir que todo proyecto alcance un cierto grado de naturalidad en su proceso, para que tenga un discurso más allá de sí mismo. 

> ¿Cuál de tus proyectos crees que ha tenido más relevancia en tu trayectoria como arquitecto?
 
- El proyecto de la Fábrica, por ejemplo, tiene mucha importancia, porque creo que se convierte en un proyecto vital, fue el desencadenante de muchos. Ha habido un momento en el que me he dado cuenta que muchos de mis proyectos están allí metidos, en la manera de entender el lugar, de ocupar un sitio, la relación con las preexistencias. Creo que una buena arquitectura tiene que aunar narrativa y experiencia, y para mí el proyecto de la Fábrica es muy narrativo y genera muchas experiencias que dan paso a proyectos.
 
También hay otros proyectos relevantes vinculados con la Alhambra, porque mi historia está relacionada con ella. Yo de pequeño iba a jugar a la Alhambra. Jugaba al fútbol en el patio de Leones del Palacio de Carlos V. Y ciertas cosas que he hecho depués, me he dado cuenta que vienen de ahí, de esos juegos tontos de pequeño cuando no eres consciente de lo que estás haciendo, y que al tiempo aparecen, como por ejemplo la relación con los materiales, con la luz. La idea de que lo opaco es pesado y lo transparente es ligero en la Alhambra se disuelve, allí puede haber una cosa opaca que sea transparente... Todo eso a mí me fascinaba. 
 
> Tu relación con Álvaro Siza está claro que ha definido parte de tu desarrollo como arquitecto y ha cristalizado en proyectos tan sonados como el Atrio de la Alhambra. Pero, ¿qué surgió antes, la relación y colaboración con el maestro o tu especial sensibilidad por el patrimonio? ¿Por qué Siza para este proyecto?
 
- No sé cuándo empieza, es complicado. Lo que sí se es que tengo afinidades, empiezo a desear, y como decía Tabucchi "no digas aquello que quieres que pase porque acaba pasando".
 
Para mí Siza era un maestro, fui a buscarlo y lo conocí. Habrás visto que los proyectos de Siza y los míos no se parecen formalmente ni en la manera de actuar, pero yo aprendo mucho de él.
 
Aprendo su sensibilidad, cómo mira, su honestidad, su ética, el esfuerzo por el trabajo y el valor que él le da a las cosas. Él entiende la arquitectura como una relación de cosas y el proyecto empieza con relacionar y establecer un conjunto de conexiones entre ellas.
 
Eso lo he aprendido de él, fijándome no tanto en su arquitectura formal, que es maravillosa... Me he dado cuenta que en Portugal hay muchos seguidores de Siza que ahora son como clones, hacen proyectos muy parecidos, y yo no quería quedar atrapado por él. Siempre me muevo asomándome a su mundo para descubrir ciertas cosas, pero luego intento hacer mi propia historia.
 
Cuando surgió el concurso para el Atrio de la Alhambra, yo sabía que a él le gustaba la Alhambra y es uno de sus lugares míticos, y le dije "vamos a presentarnos a este concurso, es la oportunidad de que puedas realizar tu sueño, de que tú puedas llegar a hacer una propuesta en este lugar con todo lo que me has contado de la Alhambra". Y fue eso, surgió. Yo sabía que si había alguien que podía hacer bien ese proyecto en el mundo era Álvaro Siza. 
 
> Ahora que tienes una visión más amplia y general del panorama actual, en un momento como el que vivimos, en el que para muchos el sistema en el que actúan los arquitectos, sufre un gran desgaste, y en donde los habitantes, clientes o usuarios son cada vez más exigentes, ¿cómo crees que debemos responder los arquitectos? ¿Hacia dónde va, o consideras que debería ir, la arquitectura?
 
- Yo no sé hacia dónde va, pero lo que percibo es que cada vez la posibilidad que tiene el arquitecto para expresar cosas es más reducida, más limitada. Y el modelo al que se tiende es que al final son las empresas las que hacen de intermediarias entre el cliente, el propietario y el arquitecto; o sea la relación arquitecto-cliente tiende a desaparecer excepto en encargos directos, que son proyectos de vivienda.
 
Una salida posible sería convertirse en empresa, porque así se puede organizar una estructura más amplia que va desde plantear esas ideas hasta poder organizar un planning de trabajo, construcción, etcétera. ¿Opciones? Ocupar otras posiciones que ahora van a estar en mano de personas que no son arquitecto y que no van a tener esa sensibilidad. 
 
> Hace un tiempo en una entrevista dijiste que "la arquitectura se vuelve frágil cuando su existencia depende de voluntades políticas". ¿Consideras el diálogo con los usuarios o las arquitecturas participativas como un acto político al supeditarse a voluntades externas a las del arquitecto? ¿O solamente son las puramente políticas las que la debilitan?
 
- Efectivamente, me refería más a una política de poder establecido que está preocupado por unos temas que no son muy legítimos, y que hoy le interesa decir esto y mañana totalmente lo contrario, por motivos que tú desconoces y que además ni te interesan ni tienen nada que ver con la ciudadanía. Esto me parece que hace muy vulnerable la arquitectura y no debería ser así.  
 
> Cuál es el siguiente paso?
 
¡Es que hay tantos pasos! Tantos pasos y tantos términos. Creo que lo bonito de la Bienal española mostraba es que, aun enfrentando una situación muy compleja, todos los arquitectos que están allí premiados son capaces de crear caminos con la suficiente inteligencia y recursos como para encontrar lugares para seguir siendo arquitectos. 

Más información

Juan Domingo Santos (Granada), es arquitecto y profesor de Proyectos en la ETSA de Granada y ha sido invitado en diversas escuelas de arquitectura internacionales como: Escuela Politécnica de Lausanne (Suiza); Escuela de Arquitectura de Lisboa (Portugal); Fach Hochschule Lausitz de Cottbus (Alemania); Fakultät Architektur an der Technischen Univertät Dresden (Alemania); Facultad de Arquitectura y Diseño Interior de la Universidad de San Francisco de Quito (Ecuador); Columbia University, New York (EE.UU); Escuela de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara (Méjico); AAI, Architectural Association of Ireland, en el Davis Theatre del Trinity College Dublín (Irlanda); y en la actualidad en la Technischen Univertät München (Alemania); así como en escuelas españolas, como ETSA Navarra, Barcelona y Madrid, entre otras.

Ha desarrollado con su trabajo una línea de investigación en torno a la intervención arquitectónica sobre el patrimonio y los paisajes en transformación. Recientemente su tesis doctoral “La tradición innovada. Sobre transformaciones en arquitectura y arte” ha sido premiada por la Fundación Caja de Arquitectos.

Sus trabajos han sido expuestos en exposiciones internacionales y nacionales como la 7ª Biennale di Architettura di Venecia; On-Site, New Architecture in Spain organizada por el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York; y en la Bienal de Arquitectura Española (93-94), entre otras, y ha sido nominado a los Premios Mies van der Rohe (2007), Saloni (2010), Ecola (2010 y 2012) y seleccionado en la XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo española de 2011.

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Publicado en: 15 de Enero de 2017
Cita: "Entrevista con Juan Domingo Santos a raíz de 'Alternativas', XIII BEAU" METALOCUS. Accedido el
<http://www.metalocus.es/es/noticias/entrevista-con-juan-domingo-santos-a-raiz-de-alternativas-xiii-beau> ISSN 1139-6415
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