"La joyería tiene el potencial de transmitir significado y confort a la persona que la usa, tiene la habilidad de representar la memoria de un momento, y puede conectarse con el plano emocional del que las lleva. A menudo trabajo con el azar, dejando que el material hable por si mismo, buscando situaciones en las que aparezca el diseño definitivo. Pese a esto, suelo usar la tecnología como herramienta para lograr ciertas metas, al fin y al cabo mi trabajo consiste en la manipulación de los materiales."
En estas líneas, Carrie Dickens hace una delcaración de intenciones que define claramente cuál es su línea de trabajo: diseñar joyas, elementos "sentimentales", de una forma lo más libre posible, pero apoyándose en la tecnología como catalizador de su creatividad. La sencillez de sus palabras contrasta con la cantidad de factores que intervienen en sus obras, de la producción artesanal o la impresión 3D, a la creación artística y sus conexiones emocionales, o incluso la percepción sensorial del diseño.
A la hora de fotografiar sus obras, y aunque rechaza la cultura de la belleza impuesta a través de la moda, Carrie se separa de los canones habituales (que obligan a inmortalizar las joyas en fondos neutros y separadas de cualquier otro estímulo), e investiga en una forma más intencionada y realista de representarlas.
Fruto de esta investigación fotográfica es donde surge la serie con la que cerramos el artículo. En ella, la esencia de cada creación se transmite a la modelo, que contrasta con el escenario que la rodea, pero que sin embargo entra en una extraña y atractiva sintonía con él. Esperamos que disfrutéis su trabajo tanto como nosotros.
