Onformative. La idea básica del proyecto se apoya en la consideración de la creación de una escultura sonora en movimiento a partir de los datos de movimiento registrados de una persona real. Para su trabajo pidieron a Laura Keil, una bailarina que vive en Berlín, que interpretase una pieza musical (Kreukeltape por Machinenfabriek) de la manera más compacta posible tan sólo con el movimiento de su cuerpo. Fue grabada por tres cámaras de profundidad (Kinect), durante todo el proceso, con ello se consigue que la intersección de las imágenes posteriormente se puedan unir para conseguir un volumen de tres dimensiones (nube de puntos 3D).
La imagen tridimensional les permite una manipulación totalmente libre de la cámara digital, sin limitaciones de perspectiva. La cámara también reacciona al sonido y es compatible con la imitación física de la pieza musical interpretada por el artista. Se mueve en un campo de ruido, donde una simple modificación aleatoria de la pieza puede crear nuevas versiones del vídeo, cada una con una composición diferente de la interpretación grabada. La multidimensionalidad de la escultura sonora está contenida en todos los movimientos de la bailarina, con la filmación de las cámaras se puede obtener cualquier punto de vista imaginable.
El cuerpo (constante e indefinido al mismo tiempo) tan solo su mera materialidad "rompe" el espacio, la creación de una primera distinción entre el yo y su entorno. Con tan solo los movimientos del cuerpo se crea una referencia con el espacio, de otro modo invisible, al igual que los puntos de rebote con el suelo para darle una dimensión física. Por lo tanto, la constelación de sonidos de baile en el vídeo no sólo simulan un espacio puramente virtual. La compleja dinámica de los movimientos del cuerpo también está fuertemente auto-referenciada. Con los complejos cuasi-estáticos, las formas contradictorias del cuerpo se "pintan", un espacio de nueva realidad emerge con una estética simulada que va más allá de los códigos numéricos.
Similar a la pintura, un solo punto parece ser todavía muy abstracto, pero muchos puntos interconcectados generan una imagen compleja y concreta, proyectan un "mundo alternativo" más perfecto y complejo (Vilém Flusser) así como el acercamiento de sus elementos singulares, haciéndolos más tangibles. Un cuerpo digital, formado con 22.000 puntos, parece tan real que simula tener vida.