
Para la unidad de procesamiento de yaca, el equipo de atArchitecture se inclinó por la prefabricación como sistema de construcción rápido y sencillo. Es por ello que el material elegido para la superestructura es el acero, particularmente por su bajo costo y su ligereza. Artesanos locales de la zona de Meghalaya fueron los encargados de la ejecución de la base de hormigón sobre la cual la estructura modular metálica se apoya. Gracias a su facilidad de montaje, los arquitectos destacan la posibilidad de replicar este modelo en un futuro.
La nueva unidad de procesamiento promueve prácticas agrícolas sostenibles. El objetivo principal es reducir el desperdicio de yaca madura por medio de la elaboración de productos con valor añadido como conservas, patatas fritas, encurtidos y harina. A su vez, alineado con criterios de sostenibilidad, el edificio está diseñado para captar agua de lluvia, funciona con energía solar y optimiza las ganancias de calor a partir de su diseño compacto y la orientación elegida.

Unidad de procesamiento de yaca y centro comunitario por atArchitecture. Fotografía por Avneesh Tiwari.
Descripción del proyecto por atArchitecture
Una planta procesadora de yaca, financiada por el gobierno, en la zona rural de Meghalaya forma parte de una cooperativa agrícola. Esta planta no solo sirve como espacio de producción y transporte de mercancías, sino también como centro comunitario para una población aislada. La instalación considera las necesidades de sus usuarios, las condiciones climáticas y la realidad de la zona remota, a la vez que ofrece una intervención asequible con beneficios añadidos.
Se emplea una planta transversal para separar el flujo de tráfico y crear una intersección eficiente para las instalaciones compartidas. El edificio se eleva sobre el suelo y se alinea con el nivel de la carretera, preservando la llanura aluvial y permitiendo que el sitio funcione durante los monzones. Las cuatro alas albergan el procesamiento de mercancías, el acceso del personal, el salón comunitario y el área de producción. La circulación está planificada de forma que el movimiento de mercancías y personas esté separado. Una oficina administrativa ubicada en el centro facilita la vigilancia pasiva, mientras que el salón público se abre a los campos de la aldea, fortaleciendo el sentido de comunidad entre los usuarios.

Para mantener bajos los costos de construcción, la superestructura es de acero, el material más económico de transportar. El acero también hace que el edificio sea más ligero y económico, mientras que la prefabricación permite una construcción más rápida y sencilla. La base de hormigón es construida por artesanos locales expertos en construcción con hormigón armado reforzado (CCR), valorados en todo el país por su habilidad. Estos artesanos también supervisan toda la construcción.
Mediante un enfoque participativo y centrado en el desarrollo de habilidades, las instalaciones promueven la creación de empleo local al proporcionar una cadena de valor completa con infraestructura y desarrollo de capacidades para la población local. De esta manera, se promueven los medios de vida de los aldeanos, tanto agrícolas como no agrícolas. Ubicado en una zona marginal de Meghalaya, propensa a inundaciones y terremotos, el edificio está diseñado para ser resistente y duradero, sirviendo como refugio seguro para la población en tiempos de desastre. Además, sirve como punto de referencia y prototipo, dando a la comunidad un sentido de identidad y reflejando su compromiso con el desarrollo sostenible.

El proyecto involucra a dos grupos: el grupo de productores agrícolas que cultivan frutas y verduras, y el grupo de procesadores, una cooperativa compuesta por 50 agricultores que aportan valor y facilitan el acceso al mercado. Existen alrededor de 200 grupos de productores, cada uno con 20 agricultores. El gobierno estatal financia el desarrollo de capacidades, mientras que AFISI proporciona capacitación, planes de negocios y cadenas de suministro. El proyecto crea 100 nuevos empleos y aumenta los ingresos de más de 4000 agricultores, el 60% de los cuales son mujeres. Promueve prácticas agrícolas sostenibles y apoya la economía local. También alberga un centro comunitario para estos agricultores y sus familias, donde se celebran eventos étnicos, culturales y recreativos.
El proyecto busca reducir el desperdicio de yaca madura, cuyo valor se estima en 52 millones de dólares por temporada, en las colinas de Garo. Esta cantidad se recupera mediante la producción de productos con valor añadido a partir de la yaca, como conservas, patatas fritas, encurtidos y harina. Además, destaca la posibilidad de replicar este modelo gracias a su asequibilidad y facilidad de montaje. La rápida construcción de la planta es posible gracias al uso de componentes de acero prefabricados, económicos, ligeros y fáciles de transportar e instalar en zonas remotas. Además, se utiliza la experiencia local en construcción con hormigón, lo que impulsa la economía y garantiza la longevidad de la estructura y la creación continua de empleo.

La unidad de procesamiento de yaca y el centro comunitario promueven prácticas agrícolas sostenibles. El edificio está diseñado para captar agua de lluvia, reduciendo así la dependencia de fuentes externas de agua. Funciona con energía solar, lo que reduce su huella de carbono y promueve el uso de energías renovables. Su diseño compacto y la orientación de la estructura minimizan la ganancia de calor desde el oeste, a la vez que permiten la entrada de suficiente luz del norte y facilitan la ventilación cruzada. La construcción de doble piel proporciona aislamiento térmico y refrigeración pasiva, creando un entorno de trabajo saludable y sostenible para sus usuarios.