«Nuestra propuesta de comisariado se basa en pensar Brasil como tierra/terra. La tierra como suelo, abono, suelo y territorio. Pero también la tierra en su sentido global y cósmico, como planeta y casa común de toda vida, humana y no humana".
La tierra como memoria, y también como futuro, mirando al pasado y al patrimonio para ampliar el campo de la arquitectura frente a los problemas urbanos, territoriales y ambientales más apremiantes de la contemporaneidad».
La tierra como memoria, y también como futuro, mirando al pasado y al patrimonio para ampliar el campo de la arquitectura frente a los problemas urbanos, territoriales y ambientales más apremiantes de la contemporaneidad».
Gabriela de Matos and Paulo Tavares
La primera galería del pabellón moderno ha sido bautizada por los comisarios Descolonizando el Canon, cuestionando el imaginario que rodea la versión de que Brasilia, la capital de Brasil, fue construida en medio de la nada, dado que sus habitantes indígenas y quilombolas habían sido desplazados de la región en el período colonial, y finalmente fueron empujados a la periferia con la imposición de la ciudad moderna.
En diferentes formatos, las obras que llenan la sala van desde la proyección de un audiovisual de la cineasta Juliana Vicente, creado en conjunto con el comisariado y encargado para la ocasión, hasta una selección de fotografías de archivo, recopilada por la historiadora Ana Flávia Magalhães Pinto, al mapa etno-histórico de Brasil de Curt Nimuendajú y al «mapa Brasilia Quilombola», este último también encargado para la ocasión.
Maloca Tukano, en Iauaretê, Amazonas, Brasil, 2005. Fotografía por Vincent Carelli/Vídeo en las Aldeas.
La segunda sala, denominada Lugares de Origen, Arqueologías del Futuro, nos recibe con la proyección de la vídeo-instalación en dos soportes de Ayrson Heráclito – The Shaking of the Casa da Torre and of the Maison des Esclaves in Gorée, de 2015 – y gira en torno a la memoria y la arqueología de la ancestralidad. Ocupada por proyectos y prácticas socioespaciales de saberes indígenas y afrobrasileños sobre la tierra y el territorio, el comisariado trae cinco referencias patrimoniales esenciales de referencia:
La Casa da Tia Ciata, en el contexto urbano de Pequena África en Río de Janeiro;
la Tava, como llaman los guaraníes a las ruinas de las misiones jesuitas en Rio Grande do Sul;
el complejo etnogeográfico de terreiros en Salvador;
los Sistemas Agroforestales Indígenas del Río Negro en la Amazonía;
y la cascada Iauaretê de los Tukano, Arawak y Maku.
La exposición demuestra lo que prueban varios estudios científicos: que las tierras indígenas y quilombolas son los territorios mejor conservados de Brasil, y de esa manera apuntan hacia un futuro poscambio climático en el que la «descolonización» y la «descarbonización» van de la mano. Sus prácticas, tecnologías y costumbres vinculadas al manejo y producción del territorio, como otras formas de hacer y entender la arquitectura, se ubican en la tierra, son igualmente universales y llevan en sí los saberes ancestrales para resignificar el presente y diseñar otros futuros planetarios, tanto para las comunidades humanas como para las no humanas.