Los arquitectos plantearon un depósito de agua fragmentado, que en realidad son dos depósitos de 600 y 400 m³, que se abastece con agua de los manantiales de Glaasburen, a través de la estación de bombeo de Glaasburen, y del Sebes desde la cámara de válvulas del bulevar Pierre-Frieden, con la tubería de retorno de agua de la estación de bombeo ya instalada hacia Kirchberg.
La estructura de hormigón armado de 49 m. de altura se eleva a partir de 2 pozos de hormigón que llevan la circulación vertical y sostienen los 2 tanques de agua independientes, que son rematados con una cubierta-terraza que permite vistas panorámicas para observar la fauna y el entorno natural.
La envolvente se compone de dos partes: hormigón de matriz prefabricada y tambores de acero realizados con listones de madera. Cada listón está inclinado en un ángulo preciso, lo que permite que la fachada se mueva y facilite la integración de nidos para diferentes especies (murciélagos, vencejos, halcones).
Refugio de aves y mamíferos y depósito de agua por Amann-Canovas-Maruri. Fotografía por Miguel Fernández-Galiano.
Descripción del proyecto por Amann-Canovas-Maruri + Adelino Magalhaes
El proyecto de sitúa en un bosque protegido de la «Red Natura 2000», en la ciudad de Luxemburgo. El reto consiste en integrar en un contexto frágil unos depósitos de agua potable de 1000m3 y 50 metros de altura. Para ello se genera un programa que, después de estudiar las condiciones del bosque y su relación con otros de la “Red Natura 2000”, incluya espacios no tan solo para las aves locales, sino también un refugio para especies estacionales. De la misma manera el edificio atiende a las especies animales y a las vegetales y tiene la vocación de convertirse en un árbol más del lugar. Su reflexión va, entonces, más allá de las necesidades humanas y se convierte por tanto en un proyecto más que humano.
El programa se separa en dos volúmenes diseñados según las más estrictas especificaciones técnicas, el primero se resuelve con una piel de hormigón prefabricado y rugoso en la que se insertan ordenadamente nidos de golondrinas a distintas alturas y con orientaciones precisas, también en este volumen se construye a 50m de altura un nido para los halcones peregrinos, tantos los materiales como los lugares están estudiados por grupos de naturalistas y ornitólogos que complementan al equipo de diseño. El segundo volumen se reviste en corcho que actúa como una capa de aislamiento térmico frente a la cuba de agua. Sobre este elemento se construye una segunda piel permeable de madera de alerce sin tratar en la que se facilita el anidado de especies estacionales y sobre la que se colocan los nidos de murciélagos. Dicha piel de madera acabará por cubrirse de vegetación, construyendo así un complemento al ecosistema local. La planta baja se protege con una piel permeable metálica que funciona como disuasión frente a la intrusión a una infraestructura estratégica. Los pavimentos exteriores e interiores de esta zona son de tierra apisonada y su cubierta se convierte también en un elemento de capa vegetal.
Por otra parte se estudian las recogidas de agua de lluvia que se almacenan en el exterior. En definitiva se construye un proyecto estrictamente contextual que camina con la naturaleza.