El espacio exterior de la parcela funciona como vía de conexión entre la calle principal comercial y otras vías secundarias que quedaban desconectadas de los flujos urbanos. Se disponen unas piedras de paso propias del jardín japonés adaptadas a los materiales que se emplean en la arquitectura contemporánea.
Descripción del proyecto por Jorge Almazán Architects
En cooperación con un grupo local de ciudadanos, restauramos y renovamos un kura, un tipo de almacén tradicional japonés, para acondicionarlo como espacio comunitario y contribuir a la revitalización urbana de su entorno. Situado en Ichikawamisato, una pequeña ciudad de la prefectura de Yamanashi, el almacén es parte de un recinto que se empleaba para la fabricación y venta de sake. El edificio principal, usado como tienda y residencia de los antiguos dueños, se sitúa frente a la calle comercial de la ciudad, mientras que el almacén se alinea con la estrecha calle trasera. El espacio que restauramos es la única estructura que permanece en pie del almacén original, que se extendía a lo largo de la calle trasera. Debido a su mal estado estructural, el dueño decidió demoler la mayor parte del almacén, dejando intacta la parte en la que hemos intervenido en este proyecto. Los muros de esta zona, sin embargo, estaban seriamente dañados. Además, el solar vacío resultante de la demolición presentaba un aspecto abandonado, sin uso ni carácter definido. Frente a ese estado, propusimos la reutilización de la parte del almacén que quedaba en pie y del espacio vacío del solar, concibiendo el conjunto como un espacio público para la comunidad local.
Como resultado de varios meses de reuniones con el grupo ciudadano local, propusimos introducir nuevos usos públicos para convertir el almacén en un espacio comunitario polivalente para exposiciones, reuniones, conferencias y actuaciones. Más que conservar el antiguo almacén nuestro objetivo era reinyectarle nueva vida manteniendo su carácter histórico y arquitectónico. Para este cometido el proyecto despliega un repertorio de elementos y materiales tradicionals japonés, dotándolos de nuevas formas y usos.
Durante el proceso constructivo restauramos los muros y los huecos. Reparamos la cubierta reciclando la mayor cantidad posible de las tejas originales. Para proteger el arranque de los muros, introdujimos un zócalo de madera, un elemento que se encuentra en muchos kura, pero que en este caso no existía en el edificio original. Además de estas intervenciones, el mayor objetivo del proyecto se centró en dotar de carácter y uso al vacío urbano situado en el lado oeste del solar como resultado de la demolición. Concebimos este área como un espacio de encuentro, una pequeña plaza. Y frente a la plaza, un escenario emergiendo del almacén, como una invitación continua a la comunidad local para reunirse y celebrar eventos.
El escenario es reversible: se sitúa en la mitad de la fachada oeste del almacén, con frentes al exterior y al interior. Puede usarse para eventos al aire libre o actuaciones dentro del almacén. El escenario se integra con el resto del diseño al aparecer como una deformación curva del zócalo de madera. El zócalo cambia su dimensión para convertirse en una plataforma escénica.
Para celebrar exposiciones y actuaciones en el interior instalamos un sistema de focos móviles montados sobre raíles suspendidos. Esta luz directa se complementa con apliques que iluminan la techumbre por la noche y generan una luz indirecta.
En cuanto a la estrategia urbana, introdujimos una nueva línea de circulación pública que conecta la calle comercial principal con la calle trasera, ofreciendo a los viandantes un atajo que facilita el flujo público, y permite disfrutar del jardín privado que existe dentro del recinto. Facilitamos esta nueva circulación mediante otro elemento tradicional del paisajismo japonés: los caminos de piedras esparcidas o tobi-ishi. En este caso, sin embargo, las piedras son artificiales: losas de hormigón blanco. Examinamos in situ y a escala real la forma y tamaño de cada losa, simulando los movimientos naturales de las personas en el solar. Las losas más pequeñas marcan caminos; las mayores, zonas estanciales frente al escenario. Reprodujimos formas orgánicas reminiscentes del pavimento tobi-ishi curvando tableros contrachapados que sirvieron como encofrado para verter el hormigón. Como si se tratase de piedras naturales cada losa tiene una forma y tamaño únicos. Su posición marca sutilmente los movimientos de las personas en el jardín.
Este proyecto, realizado en estrecha colaboración con un grupo local de ciudadanos, transforma un solar semi-abandonado en un nuevo espacio de encuentro. La reconversión de este antiguo almacén incorpora lo nuevo y lo viejo dotando a elementos arquitectónicos y paisajísticos japoneses familiares de formas y tamaños poco comunes. Ofrece a la comunidad un espacio colectivo que facilita la vida pública informal en esta pequeña ciudad, donde como en muchas otras localidades periféricas japonesas, la actividad pública prácticamente ha desaparecido como consecuencia de la dependencia del coche, la dispersión urbana y el vaciado del centro. Más allá del impacto positivo del proyecto para esta comunidad concreta, esperamos que esta iniciativa sirva de inspiración para reconvertir los almacenes kura en están en desuso de muchas ciudades rurales y periféricas japonesas, provocando que través de ellos se creen pequeños nodos de vida pública.