Memoria del proyecto
Podemos suponer que la mejor manera de hacer que un límite sea visible es hacerlo desaparecer.
La isla de Lafarge tiene una doble frontera. La frontera exterior limita simplemente con el exterior. La frontera interior es un equilibrio improbable entre un pequeño bosque y una sobreactuación de productividad. La antigua estación térmica está situada justo en ese límite, donde se produce un diálogo desigual entre la naturaleza repoblada y la naturaleza de la industria con la tensión de un ecotono sintético. El edificio en su estado actual participa de este conflicto con una secuencia de fachadas incoherente desde un punto de vista arquitectónico y sorprendentemente lógica desde un punto de vista escénico. Cada fachada adopta caracteres diferentes: Si una es traslúcida otra es opaca; si una es ortodoxa otra está fragmentada; si una es plana otra es volumétrica; etc. La nave, en el interior también es paradójicamente simple y compleja, con varias caras, varios accesos y mezcla de materiales para un espacio rectangular y neutro. Todo está indicado para que esta sala neutra sirva de esclusa de intercambio y gestión de esa información.
La cuarta pared es el elemento que debe estar (y no estar) para que se pueda visualizar la frontera para ese intercambio. El uso como pabellón requiere un grado más de permeabilidad, lo que sugiere prescindir de una de las fachadas. El plano vacío permite que condense la distancia necesaria entre el invitado y el argumento. El escenario y la sala son reversibles, y la pared se puede respetar o se puede cruzar en los dos sentidos. El espectador puede estar a un lado o al otro de la pared (o a los dos lados). Algo parecido sucede con los materiales de exposición, que pueden estar dispuestos metódicamente o pueden invadir la sala indiscriminadamente.
Se ha previsto que la distribución del pabellón permita el uso de las salas principales de la forma más flexible y abierta posible. La sala principal queda libre para espacio de museo y exposiciones, relacionada por un lado con las instalaciones de producción de la fábrica y por otro con la zona arbolada. La pared móvil permite la incorporación de la explanada exterior a la zona de exposiciones. El puente grúa sirve como mecanismo de montaje y de organización de la nave. La planta inferior es tratada como una superficie versátil que puede ser utilizada como una sala diáfana o bien compartimentada con tabiquería móvil. Aquí está previsto alojar el punto de encuentro y las zonas de trabajo. Los anexos adosados a la cara norte de la nave se acondicionan como dependencias funcionales que dan servicio en cada planta a las dos salas principales. Así se dispone de un espacio de formación en la planta baja y de dos aulas en la planta sótano. Estas últimas disponen de luz cenital de forma que funcionan como patios que iluminan el espacio central de la planta inferior. También en la cara norte se ubican la escalera, los aseos y una plataforma de montacargas que permite conectar y unificar funcionalmente los dos niveles.
Texto.- Bastidas y Jorquera
