El Jardín invernadero desarrollado por DMAA consiste en, por una parte, la intervención de una estructura de acero de la antigua nave industrial, que se emplea como superestructura geométrica sobre la que incluir pabellones de formas orgánicas acristaladas, enriqueciéndola y favoreciendo así el recorrido a través de ella y la nueva relación entre humanos y naturaleza.
El proyecto, compuesto por diversos pabellones, recrea en ciertos puntos de estos, desde un punto consciente y responsable con el medio ambiente, la aridez del desierto, a través de un paisaje arenoso y rocoso, mientras que en otros, así como en la entrada, el gran espacio de circulación se ve repleto de vegetación, alternando con las flores de los jardines verticales, que ofrecen espacio para terrazas que ofrecen vistas generales al proyecto y para las diferentes exposiciones itinerantes que albergará el recinto.
Jardín invernadero del Parque Cultural Expo por DMAA. Fotografía por CreatAR Images.
Descripción del proyecto por DMAA
El espíritu de la época ha pasado a reconocer a la naturaleza como la base esencial de nuestro entorno vital. Y la naturaleza también se ha trasladado al corazón de la arquitectura. En los últimos años, al abordar repetidamente la tarea específica del diseño de invernaderos, la DMAA ha desarrollado un amplio conocimiento técnico y cultural.
Con una población de 23 millones, la megaciudad de Shanghái es el punto focal del desarrollo urbano e internacional de China. El suburbio industrial escasamente habitado de Pudong se ha convertido en el hogar de uno de los skylines de gran altura más espectaculares de Asia, en cuyo centro se encuentra el Parque Cultural de la Expo. Pero la región de Shanghái también está directamente amenazada por las consecuencias del crecimiento ilimitado y el cambio climático.
Dada la intensa contaminación, la escasez de agua y el aumento de las temperaturas, los líderes del país están buscando soluciones que adopten la forma de medidas radicales a gran escala, medidas que no solo deberían preservar los hábitats naturales, sino también dirigir los esfuerzos tecnológicos y económicos de China en una dirección sostenible.
Antes de su transformación en el Parque Cultural Expo, la zona de ocio del centro de la ciudad estaba ocupada por una central eléctrica de carbón y una acería. Después fue remodelada para albergar la Expo 2010. En el marco del proyecto del nuevo Jardín Invernadero, la estructura de acero de una antigua nave industrial se utilizó como superestructura geométrica, que luego se enriqueció con pabellones de formas orgánicas. La dualidad entre industria y naturaleza, tradición y futuro marca el punto de inflexión histórico en el que se encuentra hoy Shanghái. La decisión de la administración municipal de reutilizar un terreno tan grande y céntrico como una zona de ocio de alta calidad es una clara prueba de la tendencia general hacia una mayor plantación de las zonas urbanas centrales de Shanghái, una de las ciudades más grandes del mundo con un clima subtropical.
Como los invernaderos suelen consumir grandes cantidades de energía, uno de los objetivos particulares de este proyecto era crear un edificio de energía cero. Esto se logró mediante el uso de un acristalamiento simple, una elección basada en cálculos simulados que demostraron que el doble acristalamiento sería menos eficiente energéticamente debido al hecho de que la reducción en la pérdida de calor se vería más que anulada por el impacto de la iluminación artificial requerida por las plantas.
Las ventanas que se abren en el techo perforado se pueden ajustar para permitir la ventilación natural y la refrigeración pasiva que crea el clima óptimo para las plantas específicas. Una piscina adyacente a los pabellones no solo proporciona refrigeración, sino que también suministra energía al invernadero a partir de paneles fotovoltaicos ubicados justo debajo de su superficie.
El primer pabellón recrea la aridez radical del desierto, con un paisaje arenoso y rocoso que encarna el hogar de plantas que pueden soportar la sequía pero que están amenazadas de extinción en todos los continentes. En contraste, el segundo pabellón contiene la vegetación tropical de la selva tropical, mientras que los jardines de flores verticales del último pabellón ofrecen espacio para exposiciones itinerantes. La terraza sobre los pabellones ofrece una vista general de todo el parque y los edificios que forman el borde del tejido urbano circundante. Entre los tres pabellones y el edificio de entrada, y bajo la estructura de acero catalogada, un gran espacio de circulación integra el proyecto en la naturaleza circundante.
La red de caminos dentro y entre los invernaderos genera nuevas cualidades. Al explorar activamente esta red, los visitantes pasan por cada secuencia espacial, experimentando una interacción específica con la sustancia construida. Los parapetos acristalados revelan a estos invitados mientras que las pendientes suaves aceleran o ralentizan su progreso.
La variación en los niveles de agua entre el desierto y la vegetación tropical está tomada de la naturaleza, al mismo tiempo que ofrece una perspectiva política global debido a las preguntas sobre la disponibilidad futura de agua que están planteando el cambio climático. De esta manera, la forma orgánicamente ondulada de la fachada se convierte en un leitmotiv no solo para la organización interna, sino también para la nueva relación adaptable entre los humanos y la naturaleza.
