La planta baja está destinada a ser el hogar típico, y el nivel inferior se ha convertido en una "tierra de los sueños" con un patio interior con césped de color naranja y cortinas plateadas brillantes, son algunas de las diversiones donde sus dueños, una joven pareja con un perro mascota - puede soñar.
Una transición de lo real a lo onírico que se refuerza visualmente a través de una dualidad cromática inspirada en los campos de color de Rothko.
Casa A12 por Lucas y Hernández-Gil. Fotografía por José Hevia
Descripción del proyecto por Lucas y Hernández-Gil
La casa A12 es una vivienda dúplex + despacho profesional en el centro de Madrid. Con acceso directo a la calle ocupa el lugar de un antiguo local comercial. El punto de partida era un espacio profundo y muy oscuro.
El principal reto del proyecto ha sido la luz. Hemos empleando diferentes mecanismos para llevarla a todas las estancias. A través de materiales metalizados en techos y paramentos verticales se ha multiplicado la luminosidad que entra desde la calle y los dos patios que estructuran la vivienda. Con el mismo objetivo se han puesto en juego diferentes mecanismos: claraboyas, lucernarios, aperturas de muros... incluso un patio inglés interior ajardinado que recibe luz desde la calle filtrada por una celosía y que constituye una especie de oasis, un jardín tropical de carácter surreal, al que ahora vuelca el nivel inferior.
El otro reto del proyecto fueron las circulaciones, para resolver un programa amplio en una estructura marcadamente lineal. Se han concatenado diferentes ambientes en un juego de contrastes perceptivos donde cada estancia es un espacio a la vez diferenciado y flexible donde la geometría, el color y la luz configuran un paisaje artificial interior propio.
La casa Romana y mediterránea , introvertida y organizada entorno al atrio, se funde aquí con la descripción de Gaston Bachelar, en su “poética del espacio”, de la casa desde el punto de vista fenomenológico, donde la imaginación aumenta los valores de la realidad. De esta manera la escalera conecta en el corazón de la vivienda los dos mundos “el sótano y la guardilla". Una transición de lo real a lo onírico que se refuerza visualmente a través de una dualidad cromática inspirada en los campos de color de Rothko.