Este proyecto de la ilustradora y también arquitecta Lauren Li Porter explora a través de un depósito de objetos la necesidad humana de construir arquitectura monumental frente a los fenómenos incontrolables de la naturaleza. El depósito se encuentra en una isla, cuyo nombre se puede traducir como "bastarda", que surgió con una erupción volcánica en los años 60 y que se prevé que quede sumergida bajo el agua en cuestión de un siglo.
Descripción del proyecto por Lauren Li Porter.
DEPÓSITO DE LA ISLA BASTARDA
1967
Erupción nocturna desde el fondo del mar de Islandia en la década de 1960, Surtsey (traducido literalmente como la "isla bastarda") proporciona una oportunidad científica y conceptual única en el mundo. Desde su nacimiento, está prohibida la entrada a los visitantes, se mantuvo como reserva natural virgen para ser ampliamente observada, grabada, medida, generando grandes cantidades de datos y muestras en el proceso.
La tesis del proyecto parte de esta fascinación por la apropiación de los fenómenos naturales a través de medios de ingeniería para su cuantificación, por el acaparamiento obsesivo de información y objetos. El depósito proporciona una única ubicación para el almacenamiento y la exposición de la colección creciente de artefactos actualmente situados por toda Islandia, formando la interfaz pública y académica de la colonización incontrolada de la isla y su lenta erosión y vuelta de nuevo al Océano Atlántico.
2012
Se abre la Torre Depósito, presentando una serie de laboratorios y galerías que con la marea alta se encuentran sumergidos en su lugar del puerto. La propuesta consiste en una instalación de referencia para académicos, así como una galería de objetos para mostrar desde el pasado al presente, mientras que el foro público para la investigación y la presentación se expande para cubrir nuevos desarrollos. Los primeros visitantes del depósito son sorprendidos por el vacío de la torre decorada con casetones, y el sonido de la maquinaria recuperando y reemplazando los objetos hacia y desde los laboratorios de investigación del sótano. Con el tiempo, la torre manifiesta de manera tangible la historia de sus sujetos en una línea de tiempo vertical, trazando la trayectoria de una isla siendo colonizada y luego abandonada por la vida.
2100
La situación finita de Surtsey, que se prevé que esté por debajo del nivel del mar en el plazo de un siglo, tiene su paralelismo en la forma del edificio, que anticipa los efectos de la erosión del mar y el aumento del nivel del mar en su división entre la fortaleza de basalto del depósito y los elementos más efímeros del programa.
Las pasarelas de madera y galerías se pierden en el mar, dejando una torre varada y aislada de la costa y a la que se accede sólo por barco, un monumento a una isla desaparecida e hito enigmático para Reykjavik.