El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, creado entre 1168 y 1188 por el Maestro Mateo por encargo del rey Fernando II de León, es considerado la obra cumbre de la Escultura Románica en España. Para los millones de peregrinos que han realizado el Camino de Santiago a lo largo de los siglos, el Pórtico de la Gloria es la meta a un largo viaje.
La envergadura y calidad del conjunto escultórico así como su significado simbólico y religioso lo convierten en uno de los monumentos más apreciados de Europa.
La envergadura y calidad del conjunto escultórico así como su significado simbólico y religioso lo convierten en uno de los monumentos más apreciados de Europa.
“Este monumento es uno de los lugares de peregrinaje más visitados de Europa y es representativo de su Patrimonio”, ha manifestado el jurado.
El Pórtico sufría un elevado grado de deterioro fruto de los efectos de condiciones ambientales, técnicas de conservación inapropiadas y determinadas costumbres y tradiciones arraigadas. A mediados de la década de 2000, la crítica situación en la que se encontraba la obra requería una intervención urgente.
El proyecto de conservación preventiva y restauración del Pórtico de la Gloria ha sido liderado conjuntamente por la Fundación Barrié y la Fundación Catedral, con la coordinación técnica del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y la supervisión de la Xunta de Galicia. El proyecto, ha sido posible gracias al mecenazgo exclusivo de la Fundación Barrié.
El proyecto integral se realizó en un periodo de 12 años. Durante su primera fase, equipos de expertos de reconocimiento internacional desarrollaron diversas líneas de investigación, desde los análisis de policromía y biodeterioro, o la monitorización de las condiciones ambientales hasta la experimentación de tratamientos químicos o de láser. La exhaustiva investigación permitió profundizar en el conocimiento de la obra y su estado de conservación y sirvió de base para redactar el Plan de Conservación Preventiva y la propuesta de intervención.
Los esfuerzos de restauración se concentraron en la adopción de las medidas necesarias para neutralizar los procesos de deterioro relacionados con los factores de degradación y preservar todos los restos de color conservados. La intervención ha seguido un criterio conservador, retirando únicamente los depósitos nocivos acumulados sobre la superficie y que afectaban a la estabilidad de los materiales históricos, como es el caso de la suciedad, las sales, los restos de naturaleza biológica, los productos consolidantes acrílicos y los morteros de cemento añadidos en intervenciones previas poco compatibles con la superficie original.
El proyecto ha permitido preservar la policromía que aún se conservaba de un riesgo inminente de pérdida definitiva, respetando la armonía estética y la larga historia del monumento, para que pueda ser admirada por las futuras generaciones.
El jurado elogió este proyecto como un “ejemplo muy destacado de conservación y cuidadosa recuperación de escultura en piedra policromada en una obra de fundamental importancia en la Escultura románica”.