Dar luz sin tocar, iluminar los restos introduciendo el blanco como argumento para resaltar la luz interior de la intervención. Un nuevo espacio con diálogos tranquilos entre lo restos existentes y la nueva arquitectura.
Descripción del proyecto por Alea Olea
Santa María de Vilanova de la Barca (Lleida, España) es una iglesia gótica del siglo XIII que quedó parcialmente derribada en 1936 a causa de los bombardeos de la Guerra Civil Española. Desde entonces la iglesia había permanecido en un estado de ruina general y sólo conservaba su cabecera oriental, algunos fragmentos de las naves y su fachada occidental. El objetivo principal de la intervención ha consistido en la restauración de los restos de la antigua iglesia y su recuperación como nueva sala de usos múltiples. El proyecto establece un diálogo de complementarios entre las partes antiguas y nuevas, entre pasado y presente.
La iglesia original responde a un tipo de planta basilical con dos naves, presbiterio y capillas laterales. Tiene 22 metros de longitud y 7 metros de anchura y el interior se eleva hasta 10 metros. En la parte oriental se conservan unos imponentes contrafuertes laterales, posiblemente de origen románico, y en la cabecera una bóveda de crucería tardo-gótica del siglo XVII. Toda la iglesia fue construida con un sillar de la zona muy bien aristado y colocado a rompejuntas, muy dañado por el clima de la zona y la erosión del tiempo. Recientemente, la iglesia se vio gravemente afectada por la construcción de una vivienda unifamiliar adosada en el espacio del antiguo foso.
La parte más importante de la intervención se ha centrado en los elementos de cubrición: fachada y cubierta. El proyecto establece una nueva envolvente continua basada en una fachada de dos hojas y una cubierta de teja a dos aguas. Todo el sistema se concibe como una cáscara cerámica que se apoya delicadamente sobre los restos de los muros primitivos. La hoja exterior es una celosía hermética y opaca, sin ventanas, como una textura de fondo que reproduce el acabado denso e irregular de los sillares de piedra, exaltando la continuidad visual y la integración con la fábrica original. En la fachada interior en cambio, se opta por un revestimiento de ladrillo perforado y pintado de blanco que junto al techo metálico refuerza el contraste y la discontinuidad con las partes originales. Desde el exterior, el proyecto restablece la percepción de la antigua iglesia mientras que en el interior se conserva la atmósfera de reposo e introspección del espacio sacro original.
La propuesta define un nuevo acceso al edificio a través de la transformación del espacio del antiguo cementerio, la zona adyacente entre la iglesia y la casa unifamiliar adosada. Se sustituye la entrada existente desde el ábside -una extraña puerta introducida por el ayuntamiento tras el derrumbe de la iglesia- y se convierte el espacio lateral en un nuevo patio de acceso, reduciendo el impacto de la gran pared medianera sobre la iglesia. La pérgola, los árboles, la vegetación tapizante y la cadena de agua dibujan una nueva escenografía que sirve de umbral de acceso al interior de la iglesia.