En la planta baja se respetó la viguería de madera y se resuelvío la parte nueva del edificio. El tratamiento diferente de las fachadas explica el crecimiento del edificio a lo largo de su historia.
En la tercera fase intervinieron de forma puntual en los talleres, buscando la seguridad de la visita sin dañar la memoria del lugar. Como complemento y lugar final del recorrido museográfico, se ha creado una nueva plaza sobre los talleres.
Descripción del proyecto por Taller 9s Arquitectes
Rehabilitación de un antiguo molino de papel del siglo XVIII, ubicado en el lecho del río Bitlles, en el contexto de un paisaje de gran interés natural y cultural. El edificio amenazaba ruina y necesitaba una rehabilitación integral muy urgente.
La intervención se ha desarrollado en diferentes fases, que se iniciaron con la redacción de un Plan Director para el edificio y su entorno urbano, con el objetivo de dar al conjunto construido un nuevo uso como centro de interpretación sobre la industria tradicional del papel. El proyecto parte de una estrategia local para la revitalización urbana del casco antiguo y el río con objetivos de redinamización cultural y socioeconómica. El pueblo y el río tienen una gran tradición en la industria del papel durante siglos, que todavía está viva hoy en día. El Plan Director definió varias fases de intervención que se tradujeron en varios proyectos arquitectónicos.
La intervención comenzó con un proyecto de consolidación estructural que permitió al edificio recuperar su estabilidad y seguridad, así como prepararlo para cumplir con los nuevos requisitos estructurales del nuevo programa (nuevos techos, refuerzo de forjados, nuevas escaleras, etc.). Posteriormente, se restauró la fachada y se desarrollaron varios proyectos de adecuación interior para implantar el nuevo uso, siempre de acuerdo con los nuevos requisitos con la mejora del patrimonio. Posteriormente se actuó en el exterior para crear una plaza-mirador sobre el río. Y por último se trabaja en el proyecto de museología para restaurar las máquinas del antiguo molino y construir un paseo con el fin de explicar el proceso de fabricación del papel. Esta última fase aún no se lleva a cabo.
Revivir. La intervención en el molino de Cal Xerta tiene por objetivo evitar la pérdida definitiva de un antiguo molino de papel que se encontraba en desuso y en un avanzado estado de ruina, con la intención ubicar en un futuro un centro de interpretación del papel, una actividad tradicional ligada al valle del río Bitlles. Las primeras fases de la intervención han servido para consolidar el edificio, rehabilitar las fachadas y adecuar la planta baja y los antiguos talleres. La consolidación estructural ha permitido crear un nuevo núcleo de comunicaciones vertical, inexistente hasta entonces, de modo que permita comunicar todas las plantas y hacer posible el futuro recorrido museográfico. La actuación nace de un planteamiento de mínimos con el fin de aprovechar al máximo las cualidades de la preexistencia y maximizarlas desde el punto de vista de la seguridad, la habitabilidad y la eficiencia energética.
En el exterior, el diferente tratamiento de las fachadas explica el crecimiento del edificio a lo largo de su historia. La parte más antigua del molino se reviste por fuera con un revestimiento ecológico a base de cal y corcho, que permite dejar vistos los muros interiores. Por el contrario, la parte más reciente del edificio, de mediados del siglo XX, se deja desnuda por fuera para aislarse por dentro. Una nueva cubierta unitaria, que se expresa exenta, religa todas las épocas. Los huecos existentes, con nuevas carpinterías, se combinan con las nuevas aperturas, que se adecuan a los huecos existentes, resultado del derribo de una parte del conjunto. Así, en la zona de talleres un nuevo escaparate reconoce un hueco en el muro de piedra y permite enseñar la antigua maquinaria.
En el interior del edificio la dualidad que se expresa en el exterior se refuerza. Los espacios del cuerpo más nuevo se resuelven con techos de viguetas y bovedillas que sustituyen a los antiguos, dañados por aluminosis, mientras que en la parte antigua se respeta la viguería de madera. Los nuevos tramos de forjado que resuelven la necesidad de poner a cota las plantas se expresan con losa maciza de hormigón. Los techos técnicos, el nuevo núcleo de ascensor, las escaleras, los núcleos de servicios de madera ... hibridan con los espacios históricos y la pátina del tiempo como objetos sobrepuestos que respetan la configuración tradicional del edificio y dialogan desde un nuevo lenguaje contemporáneo con las trazas y heridas existentes.
En la zona de talleres las intervenciones son más puntuales y específicas: una barandilla mínima, una nueva rampa para vencer un escalón aislado, nueva iluminación ... y buscan garantizar la seguridad de la visita sin dañar la expresión de la memoria del lugar. Los paramentos se consolidan como están, sin pulir ni rascar, mostrando el paso del tiempo y las transformaciones a lo largo de la historia del edificio fabril. La maquinaria se respeta tal como se encontró, elementos que ya forman parte inseparable de la propia definición del espacio arquitectónico.
Una nueva plaza cubre los antiguos talleres, un espacio urbano que permanecía sin resolver, resultante de un derribo previo, que se convierte en un mirador privilegiado sobre el río y el paisaje productivo, final del futuro recorrido museográfico.