El proyecto desarrollado por SOLAR recupera la forma original en L en torno al patio interior mediante intervenciones y demoliciones estratégicas, concentrando en torno a la escalera los diferentes espacios que conforman el programa de la vivienda. Los espacios interiores establecen conexiones constantes con el patio interior, distribuyendo así el programa alrededor de este.
La fachada exterior fue rehabilitada siguiendo modelos clásicos de restauración, y entra en contraste con el tratamiento de la fachada interior, donde se abren grandes huecos revestidos con una piel de aluminio reciclado, perforado y cortado por control numérico. Fachada cuya instalación facilita el mantenimiento y restitución de la misma en caso de ser necesario, además de mejorar el comportamiento térmico de la vivienda.
Casa Castelar por SOLAR. Fotografía por Adriá Goula.
Descripción del proyecto por SOLAR
«Restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es restablecerlo en un estado completo que quizás nunca existió en ningún momento».
Eugène Viollet-le-Duc.
Construir sobre lo construido
Las ciudades y los edificios tienen muchas vidas. Durante décadas, la ausencia de sensibilidad hacia los restos del pasado como depósitos de memoria colectiva ha contribuido a la destrucción del patrimonio. Una erosión de la historia construida que ha dado lugar a una reacción pendular y que ha derivado en la sacralización del patrimonio y la cristalización del objeto en el tiempo, en ocasiones sin el rigor que dicha labor merece.
Casa Castelar es un ejercicio de reflexión ideológico y estético acerca de cómo incorporar la memoria y la entropía de lo existente —aprovechando el capital termodinámico e informativo— al proyecto contemporáneo desde una visión alejada de la conservación dogmática.
Recuperación tipológica
Proyectada a finales del siglo XIX a las afueras de la capital, la colonia Madrid Moderno estaba formada por noventa y seis viviendas basadas en la ideas higienistas de la ciudad jardín de las que apenas se conservan hoy catorce unidades debido, en gran parte, a la presión inmobiliaria ejercida desde los años 70. El encargo consistió en la rehabilitación de uno de ellos, cuyo deficiente estado obligaba a intervenir la estructura tras su fachada protegida.
Consciente de que el valor patrimonial reside más allá de los aparejos neomudéjares y el distintivo mirador, el proyecto apuesta por la restitución del esquema original de casa. Gracias a una serie de intervenciones y demoliciones estratégicas, que eliminaron los añadidos que colmataban la parcela, se logró recuperar la tipología de 1890 en L en torno a un patio alrededor del cual se distribuye el programa. A nivel espacial, el interior se caracteriza por la concatenación de estancias regulares conectadas mediante grandes huecos con la caja de la escalera, dando lugar a una serie de vistas cruzadas que acompañan el ascenso sin perder la referencia visual constante tanto entre ellas como con el patio.
Artesanía vs tecnología
Mientras que la fachada exterior se rehabilitó siguiendo modelos clásicos de restauración, donde la elaboración de plantillas, la ebanistería artesanal y la recuperación de oficios tradicionales se desarrollaron a un ritmo lento; en la fachada trasera se recortaron grandes huecos y se revistió con una piel de aluminio reciclado, perforado y cortado por control numérico. Este sistema constructivo ligero facilitó la instalación, así como el posible desmantelamiento, reutilización y mantenimiento en el futuro.
La dualidad entre tradición e innovación, y artesanía e industrialización aplicadas en ambas fachadas, dotan ala vivienda de dos frentes de marcado contraste. Un Jano con rostro de otro tiempo detrás del que se esconde otro fijo en el porvenir.
Ética ecológica
Los edificios del pasado son valiosos depósitos que acumulan materiales, energía y esfuerzo humano, por lo que su transformación se erige como un imperativo ecológico que, sin duda, dará forma a nuestro paisaje construido. Además de la conservación de elementos existentes, se han implantado estrategias y sistemas bioclimáticos —aislamiento térmico, nuevas carpinterías, instalación de aerotermia y la optimización de la ventilación cruzada — que han permitido reducir el consumo energético en más de un 70%.