Las exposición escogida para la inauguración es la de “Sculpture on the Move 1946-2016” [Escultura en Movimiento 1946-2016], que explora la evolución de la idea tradicional de forma escultórica y está organizada por el comisario Bernhard Mendes Bürgi. También se puede visitar la exhibición previamente operativa de “Barnett Newman – Drawings and Prints” [Barnett Newman – Dibujos e Impresiones].
Descripción del proyecto por Christ & Gantenbein
El nuevo edificio del Kunstmuseum de Basilea redefine una prominente ubicación del corazón de Basilea que encarna un nuevo punto de partida y continuidad como lugar de exhibición y preservación del arte y eventos. El nuevo y ampliado museo consta de dos edificios que en conjunto forman una presencia unificada en el espacio urbano. Estos están en comunicación directa entre sí a través de la calle que pasa entre ellos. La nueva línea de cornisa del nuevo edificio está al nivel con el de la estructura existente, para igualar la huella urbana su contraparte. El nuevo acceso se orienta hacia arcadas del edificio principal, que por su parte gozan de una excelente vista de la espectacular fachada. La nueva y distintiva esquina invertida es una respuesta simbólica a la no menos distintiva esquina sobresaliente del antiguo Kunstmuseum. Al mismo tiempo, la fachada es un gesto de bienvenida, una invitación. Proporciona el marco para la intersección, convirtiéndose en su propio patio de acceso.
Cada planta del nuevo edificio cuenta con dos zonas de exposición conectadas verticalmente a través de la escalera central monumental. Junto con las zonas de vestíbulo, la escalera describe una figura libre y expresiva en el espacio iluminado cenitalmente por una gran claraboya redonda. Las habitaciones varían mucho en tamaño, comprendiendo espacios desde el de gabinete hasta el de gran hall. En promedio, las galerías en el nuevo edificio son bastante más grandes y por lo tanto más flexibles que las del edificio antiguo, mientras que todavía responden a las expectativas clásicas de cómo deben ser los espacios de museo: serenos y sobrios, amablemente proporcionado, y hechos de materiales atemporales. Estos son espacios que permiten que el arte tome un papel protagonista.
Las habitaciones presentan una poderosa presencia física. Los elementos que las definen son componentes claramente articulados que ensamblados generan una tectónica que maximiza el efecto arquitectónico del conjunto. Las galerías cuentan con un suelo de parquet industrial de listones de roble pegados directamente a nivel con lechada de cemento con la madera. La pared de soporte en hormigón gris es igualmente explícita, como se hace especialmente evidente en la puertas y ventanas. Visiblemente enfrentada a la misma, pero apartándose en los bordes, se dispone una pared de cartón-yeso sólido de diez centímetros de espesor que sirve como sustrato y telón de fondo para las pinturas. Los nervios de hormigón prefabricados del techo actúan como elementos estructurales expuestos y se extienden a las galerías, donde se visualiza la relación estructural entre las paredes y el techo. Esta estructura no sólo dota al techo de su propia imagen específica, sino que también dan una dirección al espacio inferior.
La conexión real entre el edificio principal y el nuevo por debajo de la calzada no es tanto un paso subterráneo como un conjunto de grandes espacios abiertos que conducen a una generosa sala que es vestíbulo, galería, escenario, espacio experimental, auditorio y sala de eventos, todo en uno. Es aquí donde comienza la escalera central del nuevo edificio, que se hace eco de los motivos existentes en el edificio principal: gris, mármol veteado Bardiglio de Carrara en el suelo y yeso en bruto, en una sombra gris más fría en las paredes.
Las fachadas son paredes de ladrillo gris que exudan el aire atemporal y arcaico de una antigua ruina. Han sido diseñados para ser autosuficientes y monolíticos, enfatizando la horizontalidad mediante ladrillos alargados de solamente cuatro centímetros de alto. El sorprendente patrón de sombras proyectadas por las capas de ladrillo que se proyectan y se alejan alternativamente amplifica esta impresión. Al igual que las fachadas del edificio principal, las del nuevo edificio dan a entender el estándar tripartito de la arquitectura clásica compueto por la base, fusta y capitel. Este orden se visualiza a través de diferentes tonos de la fábrica en ladrillo gris, así como en un friso ejecutado como un delicado relieve. El friso, en su forma arquetípica, siempre ha formado parte del canon tradicional de arquitectura, pero en la manera aquí adoptada representa algo completamente nuevo: hundidos en las ranuras de los bloques del friso se disponen tiras de LEDs que iluminan los huecos entre los ladrillos , derramando una luz indirecta en el espacio urbano circundante. El resultado es un efecto visualmente estimulante de mampostería de aspecto arcaico que comienza a brillar.
De esta manera, mientras que el nuevo edificio en efecto, habla el mismo idioma que su homónimo, la historia que cuenta es diferente y novedosa. No entendemos esto como una repetición o una copia del edificio principal, sino más bien como un énfasis contemporáneo, una construcción con visión de futuro y capaz de acomodar completamente nuevas formas de arte y los compromisos que estas conllevan.