La Escuela Bancaria y Comercial proyectada por IUA Ignacio Urquiza Arquitectos, Camilo Moreno Oliveros (Co-Lateral) y Rodrigo Valenzuela Jeréz, tiene un programa muy particular y debe contemplar aulas lo suficientemente grandes como para acoger a grandes grupos de alumnos, otras equipadas para dar clases en línea, un auditorio, un salón de usos múltiples, una cafetería, un centro de aprendizaje con biblioteca, salas de trabajo, un patio, un gimnasio, un área administrativa y áreas de servicio.
La apariencia del complejo es maciza y pesada, y completamente ciega hacia el sur, oriente y poniente, pero completamente abierto hacia el norte. Esto evita la luz cambiante y las altas temperaturas de la localización, buscando la luminosidad uniforme para todos los espacios tanto de trabajo como de aprendizaje. Su materialidad está compuesta solo por chukum, material típico de la región que entre sus características cabe destacar su bajo mantenimiento y su durabilidad.
Descripción del proyecto por IUA Ignacio Urquiza Arquitectos
La Escuela Bancaria y Comercial está ubicada al norte de Mérida y es el segundo campus de esta institución en esta ciudad; el nuevo edificio se encuentra en una zona en crecimiento y busca dar servicio a un mayor número de alumnos.
Para el desarrollo de este proyecto se tomaron en cuenta tres factores particulares que determinaron tanto la disposición del edificio como su materialidad y funcionamiento: el programa, el terreno y las características bioclimáticas de la región.
Las características bioclimáticas de Mérida son extremas: es muy cálido, húmedo y de muy altas temperaturas al sol directo. Los vientos y las lluvias ocasionados por repetidos nortes también son factores que deben resolverse detalladamente. La apariencia del campus macizo y pesado, responde a su orientación y a la disposición de los usos que cada volumen alberga. Es prácticamente ciego al sur, oriente y poniente, y completamente abierto al norte, lo que evita la luz cambiante y las altas temperaturas de esta zona del país y busca una luminosidad uniforme para todos los espacios de aprendizaje y trabajo. Su materialidad uniforme está compuesta sólo por chukum, material típico de la región que proporciona durabilidad y es de bajo mantenimiento.
El brief y el programa para un campus de estas características es muy particular y preciso, ya que debía contemplar 12 salones para 18 alumnos, 9 salones para 30 alumnos y 7 salones para 40 alumnos, además de aulas equipadas para clases en línea; un auditorio con capacidad para 40 personas, un salón de usos múltiples que pudiera configurarse como auditorio hasta para 200 personas, una cafetería, centro de aprendizaje con biblioteca y salas de trabajo, un patio para albergar eventos con toda la comunidad estudiantil, un gimnasio, una área administrativa y distintas áreas de servicio.
El terreno es rectangular y angosto; 30 x 140 m que en tres de sus lados colindan con vialidades y sólo uno con un futuro vecino. El proyecto se desarrolla bajo un esquema lineal compuesto por seis edificios que albergan un programa fragmentado y acomodado en bloques. Los usos de cada edificio se distribuyen de forma precisa, buscando ordenar el programa de tal modo que activen el espacio público y de encuentro entre edificios, y modular así el campus completo dentro de un reloj de múltiples usos.
El primer edificio es el de acceso y administrativo. El segundo es público y de usos flexibles, y cuenta con el salón de usos múltiples, la cafetería interior y exterior y el centro de aprendizaje. Este volumen está posicionado al centro del campus; en su planta baja se abre hacia la plaza central y funciona como punto de encuentro en cada uno de sus tres niveles
El tercer edificio es el volumen de mayor altura y menor huella; alberga los servicios y las circulaciones verticales. El cuarto edificio es el edifico educativo, con 28 salones distribuidos en cuatro niveles. Por su parte, el quinto edificio, todavía no construido, se contempla como la extensión de nueve salones para el futuro crecimiento del campus. Hoy, su cimentación se utiliza como una cancha deportiva y de usos múltiples. El sexto edificio es el único elemento de un nivel y alberga los equipos, cuartos de máquinas y mantenimiento del campus.
La disposición en planta de estos seis volúmenes genera espacios que, como una suerte de plazas, complementan el conjunto. Su ubicación obedece a la orientación y a la incidencia solar: el proyecto opera como un gran muro que genera sombra sobre el espacio público; la plaza central es un espacio de encuentro al aire libre que permanece en la sombra durante la mayor parte del día. Por otra parte, la fragmentación de los volúmenes permite que el viento cruce y genere una ventilación cruzada durante todo el día y, cuando estos son duros, en lugar de oponer resistencia, permite que crucen de una manera fluida.
Estos seis edificios se encuentran acomodados sobre un eje central que conecta en el primer nivel ambos accesos, el principal y el del estacionamiento. En los siguientes niveles, un pasillo lineal de tres metros de ancho y sin interrupciones conecta a través de puentes cada uno de los volúmenes, a veces por su centro y otras veces por sus costados, donde crece a 4.5 m de ancho y funge como paraguas en época de lluvias y ante los fuertes vientos del norte. En los últimos edificios educativos que hemos tenido oportunidad de diseñar hemos fijado nuestra atención no en el espacio construido —los salones— sino en el vacío y las circulaciones, en los espacios que conectan todas las aulas con programas particulares. En este caso, este pasillo que se va deformando en cada nivel de una manera distinta genera un espacio de encuentro fuera del salón de clases.