La arquitectura era un mero soporte para que el espectador pudiera comprender los diálogos artísticos.
Crearon una serie de plataformas en el suelo o en el suelo-pared para enfatizar las obras. Con ellas hacían que se cumpliesen varias funciones: definen un espacio propio para la obra, potencian el tamaño perceptivo de la obra, agrupan varias obras cuando fuese necesario, mantienen al público a una distancia de seguridad de la obra y crean un juego de sombras.
Descripción del proyecto por OOIIO Arquitectura
La exposición es un diálogo creativo entre dos grandes maestros del arte del s. XX, Alexander Calder y Pablo Ruiz Picasso, a la hora de estudiar el vacío. Pero… ¿cómo realizar un diseño expositivo para contar eso? ¿Cómo poner en valor obras de arte de tal importancia para que expresen lo que realmente pretendía expresar el artista que las creó?
El punto de partida para resolver el delicado encargo fue comprender rápidamente que los artistas eran Calder y Picasso, no los arquitectos que diseñaban la exposición. Se plantea un diseño expositivo en el que las arquitecturas que lo conforman desean pasar desapercibidas, ser un mero soporte para generar diálogos entre piezas. Las obras de arte que componen la muestra son tan buenas que “solo” hay que saber potenciar lo que expresan, ponerlas en valor. Ser arquitectos desde el silencio y el segundo plano.
Siempre la intención fue agrupar todas las obras de arte en “habitaciones” o “conjuntos expositivos” que hablasen de lo mismo. La exposición, aunque tenga como temática principal fundamentalmente el vacío, se estructura en varios momentos y enfoques distintos que los artistas tuvieron sobre el tema.
Las pequeñas y discretas arquitecturas que organizan el espacio intentan ser el soporte de estas agrupaciones para que el espectador, casi sin darse cuenta, pueda comprender mejor los diálogos artísticos concretos que los comisarios de la exposición querían enfatizar en cada bloque.
Dada la ligereza de muchas de las obras expuestas, uno de los retos fue dar presencia a objetos que casi ni se ven. En la muestra hay varias obras que se han construido con alambres, que flotan del techo sin ocupar casi espacio (es lo que tiene manejar obras que exploran el vacío). Por eso en el diseño de exposición se pueden ver elementos arquitectónicos discretos pero rotundos como por ejemplo una plataforma en el suelo, o suelo-pared, que subrayan estas delicadas obras cumpliendo varias funciones a la vez:
Definir un espacio propio para la obra, jerarquizándola, posicionándola en el salón del museo; Potenciar el tamaño perceptivo de la obra haciendo que el observador psicológicamente comprenda la obra + la plataforma como un conjunto; Agrupar obras intencionadamente; Mantener al público a una distancia de seguridad, para evitar tentaciones; Y una muy interesante, jugar con las sombras. Las plataformas son también pantallas sobre las que proyectar la sombra de la propia obra, descubriendo juegos bellísimos entre objeto y su proyección.
El vacío – lleno que forma una escultura sobre su plataforma expositiva, el espacio creado en torno a las piezas gracias a las sencillas arquitecturas que las enfatizan, se convierten mágicamente también en parte de la obra de arte.