En el interior del edificio se han creado una serie espacios públicos que favorecen la ventilación y la iluminación por medio de toberas, calles interiores y condensadores.
La inspiración para los materiales son los caliches, las areniscas y las calizas de los páramos de la cuenca del Tajo en el sur de Madrid. De esta forma y con paneles prefabricados de hormigón se ha construido un edificio monolítico y masivo con tonos grisáceos de la estepa del sur.
Carabanchel vivienda colectiva por TAAs, totem arquitectos asociados. Fotografía por Miguel de Guzmán.
Carabanchel vivienda colectiva por TAAs, totem arquitectos asociados. Fotografía por Miguel de Guzmán.
Carabanchel vivienda colectiva por TAAs, totem arquitectos asociados. Fotografía por Miguel de Guzmán.
Descripción del proyecto por TAAs, totem arquitectos asociados
El proyecto se encuentra en una zona de nuevo ensanche en el suroeste de Madrid, junto a la autopista de circunvalación M-40. A pesar de ser un emplazamiento urbano, está ubicado junto a grandes vacíos urbanos —como el aeropuerto de Cuatro Vientos— que constituyen eficaces sumideros para contrarrestar el efecto isla de calor urbano de la ciudad en verano. Por otro lado, está ubicado en una suave ladera que mira al sur, teniendo una muy buena orientación solar para los meses de invierno. Estas dos cuestiones articulan la estrategia formal y material del edificio.
Las grandes dimensiones del programa y del solar llevan a fragmentar el proyecto en dos piezas de tres plantas que, adaptándose al perímetro del solar y mirando al sur, configuran en su interior tres plazas bien soleadas situadas a cotas distintas y conectadas con un graderío. Estas plazas constituyen los accesos al edificio desde la calle. Sobre este basamento se colocan cuatro torres de 6 alturas que rematan el edificio y lo anclan a la ciudad.
Diagrama. Carabanchel vivienda colectiva por TAAs, totem arquitectos asociados.
Como medida de ahorro en los costes de construcción, el cliente (EMVS) obliga a diseñar un edificio con una gran profundidad edificada. Para contrarrestar esta situación, se propone hacer una red de espacios públicos interiores que introduzcan el aire y la luz al interior del edificio. Esta red, compuesta por toberas, calles interiores y condensadores, tiene conexión directa a las plazas, conformando un conjunto de espacios públicos que aglutinará toda la interacción social de las viviendas. Para la ubicación de esta red de toberas y condensadores se han tenido en cuenta los vientos frescos del noreste que soplan en las noches de verano de Madrid. Se trata de un viento que sopla a una temperatura de 19-21ºC y que tiene la posibilidad de enfriar pasivamente el interior del edificio. Esta red de espacios ha sido diseñada paramétricamente —proceso de form-finding mediante simulaciones CFD— para asegurar su buen funcionamiento climático.
El edificio se construye con la cultura material de los caliches, las areniscas y las calizas de los páramos de la cuenca del Tajo en el sur de Madrid. Esto lleva a diseñar un edificio monolítico y masivo que se construye con unos paneles prefabricados de hormigón con los áridos grisáceos de las estepas del sur. Además, estos paneles se han montado en seco. La sinceridad de los materiales se ve reforzada por el interés en el mantenimiento y conservación del edificio: los paneles de hormigón disponen de una pequeña ménsula que evita el lavado de la fachada con el agua de lluvia, contribuyendo a su limpieza y mantenimiento en el tiempo.
Estos mismos materiales componen las fábricas de bloque de hormigón que arma la red de toberas, calles interiores y condensadores. Su inercia térmica expuesta garantiza tanto su enfriamiento nocturno en verano, como su calentamiento pasivo durante los meses de invierno. De este modo se construyen unos interiores constructivamente austeros, pero atemperados pasivamente, generando unos espacios de trabajo agradables, intensos y saludables para una ocupación abierta a las necesidades de sus usuarios.