El reto de este proyecto fue la creación de una oficina que estuviese condicionada por un espacio central, a modo de sala de reuniones, y por una simbólica obra de arte que debía ubicarse en el interior, un tapiz italiano de grandes dimensiones. Su imponente cubierta y grandes muros de hormigón armado resuelven la estructura.
Descripción del proyecto por MAPAA
La obra se ubica al sur de la ciudad de Santiago dentro del Valle del Río Maipo, característico por su producción de vinos. Específicamente en la ladera norte de un pie de cerro, sobre un viñedo y un olivar.
El encargo consistía en desarrollar las oficinas para un padre y su hijo, que debían ser independientes pero estar comunicadas a través de un espacio central, que funcionará como sala de reuniones. En el espacio central debía haber un tapiz italiano de 3,6 metros de alto por 6 metros de largo. Por otra parte, el proyecto debía tener en cuenta la tradición familiar vinculada a la viticultura.
Programa y vistas. El edificio se sitúa perpendicular a la ladera, organizando el programa a través de tres naves, en las que se sitúan las oficinas y la sala de reuniones al norte; el acceso principal, la recepción, los baños, las bodegas y la cocina al sur.
Debajo de éstas, se encuentra el acceso secundario y la zona de aparcamiento. Al norte, hay vistas hacia el valle y los viñedos, que se presentan como vistas largas, limpias y abiertas. Al sur, hay vistas vinculadas al estado del pie de la colina, con vistas cortas, inmediatas y cercanas.
El tapiz y las bóvedas. La presencia de una gran obra de arte en el espacio central del edificio, condiciona la configuración del soporte de la misma, un muro, que a su vez debe tener una relación de distancia, altura y envolvente que permita su correcta visualización.
Como envolvente capaz de configurar las condiciones anteriores, surge la imagen de las bodegas subterráneas utilizadas para almacenar el vino, características de la tradición vitivinícola de la zona central, que a través de sus bóvedas de mampostería de ladrillo resuelven su forma, es decir se utilizan como referencias para el proyecto, trasladándolas literalmente a la superficie a través de una nueva materialidad, el hormigón, surgiendo así la idea de una bóveda capaz de cubrir una gran luz sin apoyos intermedios, que descargan los esfuerzos en los soportes laterales.