Ayer 6 de febrero en Barcelona fallecía Antoni Tàpies i Puig, a la edad de ochenta y ocho años. Tàpies fue uno de los grandes maestros de la vanguardia del arte del siglo XX, y sin duda la figura del arte español más importante de la segunda mitad del siglo XX. Con Tàpies desaparece uno de los grandes referentes indiscutibles del arte contemporáneo mundial.

Siempre es difícil realizar una revisión en estos momentos de la obra y trayectoria de personajes como Tàpies siempre son cortos. En nuestro caso tan sólo destacar dos notas:
 

- El haber sido un artista comprometido, siempre implicado en los acontecimientos políticos y sociales de su época. También a veces inmerso en absurdas polémicas como la de el "calcetín gigante" propuesto para adornar la sala oval del Museo Nacional de arte de Cataluña (MNAC) en Barcelona, que nos privo de una gran obra..

- El reconocimiento internacional de su obra, con exposiciones retrospectivas por todo el mundo. En septiembre de 2011 se inauguró en la sede de la Fundacio Tàpies  (reforma y ampliación se puede ver más abajo, premiada con los premios FAD fue diseñada por Iñaki Abalos) una exposición que revisó completamente su obra desde los años cuarenta. Una exposición brillante donde se pudo contemplar la extraordinaria calidad y trayectoria del artista.
 

Esa magia inconfesable. (Manuel Borja-Villel. El País 06/02/2012). Antoni Tàpies es, sin duda, la figura más prominente del arte español de la segunda mitad de siglo XX. Heredero de la genialidad de una primera vanguardia que contaba entre sus mejores representantes a Picasso, Miró o Dalí, fue una presencia constante en nuestro país durante los últimos sesenta años, tanto por su pintura como por sus numerosas actividades e iniciativas (no podemos olvidar que uno de los centros de arte más activos en Barcelona es la fundación que lleva su nombre). Esto ha ocasionado que a menudo la persona enmascarase al arte y que la discusión sobre este último se viera reducida a la paráfrasis de lugares comunes. Más interesado en responder a problemas de orden general que relativos a su propio trabajo, Tàpies fue parco respecto a este y, salvo excepciones como Comunicación sobre el muro, Nada es mezquino o El arte contra la estética, no ha ofrecido las claves adecuadas para entender su práctica artística.  .../...

Muere Antoni Tàpies, la materia hecha arte.


Antoni Tàpies. Fotografía.- Carles Ribas

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Antoni Tàpies nace en Barcelona en 1923, en una familia burguesa, culta y catalanista, involucrada desde mediados del siglo XIX en una tradición editorial y librera que despierta muy pronto en el artista un amor por los libros y la lectura.

Esta predisposición se ve acentuada por la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar, durante la cual inicia sus tanteos artísticos. Progresivamente Tàpies se dedica con mayor intensidad al dibujo y la pintura, y acaba dejando sus estudios de Derecho para dedicarse plenamente a su pasión. En la década de los cuarenta ya expone sus obras, que destacan en la panorámica artística del momento.

Partícipe de una sensibilidad generalizada que afecta a los artistas de ambos lados del Atlántico, a raíz de la II Guerra Mundial y del lanzamiento de la bomba atómica, Antoni Tàpies expresa muy pronto un interés por la materia, la tierra, el polvo, los átomos y las partículas, que se plasma formalmente en el uso de materiales ajenos a la expresión plástica academicista y en la experimentación de nuevas técnicas. Las pinturas matéricas forman una parte sustancial de la obra de Tàpies y constituyen un proyecto que sigue desarrollándose en la actualidad. Tàpies cree que la noción de materia debe entenderse también desde la perspectiva del misticismo medieval como magia, mimesis y alquimia. En este sentido, hay que entender el deseo del artista de que sus obras adquieran el poder de transformar nuestro interior.

Durante los años cincuenta y sesenta, Antoni Tàpies irá elaborando una serie de imágenes, generalmente extraídas de su entorno inmediato, que aparecerán en las distintas etapas de su evolución. Muchas veces, una misma imagen, además de aparecer representada de diversas formas, tendrá múltiples significaciones diferenciadas que se irán superponiendo. Su mensaje se centra en la revaloración de lo que se considera bajo, repulsivo, material (no en vano Tàpies escoge a menudo temas tradicionalmente considerados desagradables y fetichistas, como un ano defecando, un zapato abandonado, una axila, un pie y otros similares).

Asimismo, la obra de Antoni Tàpies ha sido siempre permeable a los acontecimientos políticos y sociales del momento. A finales de los años sesenta y principios de los setenta, su compromiso político contra la dictadura se intensifica, y las obras de este período tienen un marcado carácter de denuncia y protesta. Coincidiendo con la eclosión del arte povera en Europa y el posminimalismo en EEUU, Tàpies acentúa su trabajo con objetos, no mostrándolos tal como son, sino imprimiéndoles su sello e incorporándolos a su lenguaje. A principios de los ochenta, una vez restaurado el Estado de derecho en España, el interés de Tàpies por la tela como soporte adquiere una fuerza renovada. Durante esos años, realiza obras con goma-espuma o con la técnica del aerosol, utiliza barnices y crea objetos y esculturas de tierra chamoteada o de bronce, y se mantiene muy activo en el campo de la obra gráfica. Por otra parte, a finales de los ochenta, parece reforzarse el interés de Tàpies por la cultura oriental, una preocupación que ya se había ido gestando en los años de la posguerra y que se convierte cada vez más en una influencia filosófica fundamental en su obra, por su énfasis en lo material, por la identidad entre hombre y naturaleza y por la negación del dualismo de nuestra sociedad. Igualmente, Tàpies se siente atraído por una nueva generación de científicos, capaces de apoyar una visión del universo que entiende la materia como un todo, sometido al cambio y la formación constantes.

Las obras de los últimos años constituyen esencialmente una reflexión sobre el dolor -físico y espiritual-, entendido como parte integrante de la vida. Influido por el pensamiento budista, Tàpies considera que un mayor conocimiento del dolor permite dulcificar sus efectos, y de este modo, mejorar la calidad de vida. El paso del tiempo, que ha sido una constante en la obra de Tàpies, adquiere ahora nuevos matices, al vivirse como una experiencia personal que comporta un mejor autoconocimiento y una comprensión más clara del mundo que le rodea. Durante estos últimos años, Antoni Tàpies ha consolidado un lenguaje artístico que, por una parte, traduce plásticamente su concepción del arte, y por otra, unas preocupaciones filosóficas renovadas con el paso del tiempo. Su práctica artística sigue siendo permeable a la brutalidad del presente, a la vez que ofrece una forma que, pese a su ductilidad, permanece fiel a sus orígenes. En este sentido, las obras de los últimos años no sólo se inscriben en la contemporaneidad, sino que también son un registro del pasado del artista.

Paralelamente a la producción pictórica y objetual, Tàpies ha ido desarrollando desde 1947 una intensa actividad en el campo de la obra gráfica. En este sentido, vale la pena destacar que el artista ha realizado un gran número de carpetas y libros de bibliófilo en estrecha colaboración con poetas y escritores como Alberti, Bonnefoy, Du Bouchet, Brodsky, Brossa, Daive, Dupin, Foix, Frémon, Gimferrer, Guillén, Jabès, Mestres Quadreny, Mitscherlich, Paz, Saramago, Takiguchi, Ullán, Valente y Zambrano, entre otros.

Asimismo, Antoni Tàpies ha desarrollado una tarea de ensayista que ha dado lugar a una serie de publicaciones, algunas traducidas a distintos idiomas: La práctica del arte (1971), El arte contra la estética (1977), Memoria personal (1983), La realidad como arte. Por un arte moderno y progresista (1989), El arte y sus lugares (1999) y Valor del arte (2001).

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Iñaki Ábalos, (San Sebastián, 1956) se graduó de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid ETSAM), antes de pasar a convertirse en doctor en Arquitectura (1991) y profesor de Proyectos en la ETSAM él. En 2009 fue profesor Kenzo Tange en la Universidad de Harvard y desde 2010 ha sido profesor invitado en la Graduate School of Design (GSD).

Fue miembro fundador de Ábalos & Herreros (1984-2007) y de los arquitectos Ábalos + Sentkiewicz, ha pertenecido al comité científico del Centro de Estudios del Centro Canadiense de Arquitectura (CCA) en Montreal (desde 2005) y al Consejo de Administración del Instituto de Arquitectura de Barcelona (desde 2008).

Es el director del Laboratorio de Técnicas y Paisajes Contemporáneos (Madrid, desde 2002), y en 2009 el Instituto Real de Arquitectos Británicos (RIBA) le otorgó su international membership. Ha impartido clases en la Architectural Association (Londres), la EPF (Lausana) y en las universidades de Columbia, Princeton y Cornell.

Ábalos es  autor de "Le Corbusier. Rascacielos" (Ayuntamiento de Madrid, 1988), la Torre y la oficina (The MIT Press, Cambridge [Massachusetts], 2003) y "natural-artificial" (ExitLMI, Madrid, 1999), con Juan Herreros, y de La buena vida (Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2000), los dos volúmenes del Atlas Pintoresco (Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2005 y 2007), y la monografía de Alejandro de la Sota (Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona, 2009, con Josep Llinàs y Puente Moisés). También editó Naturaleza y artificio (Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2009).

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Publicado en: 7 de Febrero de 2012
Cita: "Adios a Antoni Tàpies" METALOCUS. Accedido el
<http://www.metalocus.es/es/noticias/adios-a-antoni-tapies> ISSN 1139-6415
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