Constructivamente, para la Casa Patio se han tenido en cuenta las temperaturas que se alcanzan en esta zona de costa, y para ello de una forma sostenible, se han aplicado sistemas constructivos que permiten una buena habitabilidad interior, mediante; ventilaciones cruzadas, efecto chimenea, luz cenital, grandes huecos protegidos a sur, aislamiento, protecciones estratificadas, celosía de protección en huecos a oeste, materiales transpirables y una climatización de sistemas pasivos.
Descripción del proyecto por Baum Arquitectura
UNA CASA-PATIO EN LA PLAYA.
En una zona de casas unifamiliares, con un urbanismo que ha denostado significativamente el espacio público como lugar de relación social, este proyecto buscaba una vivienda capaz de generar su propio universo. La hipótesis de partida apostaba por una casa articulada en torno a un eje de transparencia zaguán-patio-biblioteca, que introdujera principios propios de la casa tradicional andaluza, sin renunciar a los planteamientos más libres de una vivienda en la costa. Un espacio doméstico a la vez volcado hacía sí mismo y hacia el jardín, simultáneamente centrípeto y centrífugo, con una vocación de alcanzar el confort interior a través de estrategias pasivas de sostenibilidad.
Desde el “desarrollismo” de los años 60-70, las residencias de verano emprendieron una línea divergente respecto a las soluciones espaciales y tipológicas cada vez más encorsetadas que, poco a poco, se terminaron imponiendo para las primeras residencias.
A pesar de haber parasitado profundamente las costas españolas, con las conocidas consecuencias ecológicas, a veces incluso catastróficas, en su configuración formal, estas arquitecturas de playa parecían desprejuiciadas, libres, capaces de desarrollar tipologías menos abigarradas, con espacios más abiertos, terrazas más amplias (sometidas con frecuencia a la esclavitud liberadora de la búsqueda de las vistas al mar) o con relaciones más complejas entre lo público y lo privado, el interior y el exterior o lo íntimo y lo social.
Los usuarios de estas viviendas aceptaban ese estado temporal de excepción en el que las estrictas conductas domésticas, profundamente asentadas en la cultura española, quedaban parcialmente en suspenso durante el verano. En nuestra memoria colectiva, la “casa de la playa” estaba regida por normas más laxas, que permitían comer con el torso descubierto, almorzar siempre en el exterior, dormir la siesta durante horas o poner colchones para los primos en el salón.
Este proyecto busca recuperar este espíritu profundamente versátil y vital de las casas de verano, para luego reintroducir en él ideas de la vivienda tradicional andaluza, de raíces romanas y musulmanas: el patio omnipresente, el zaguán, las celosías, las secuencias de claroscuros.
El nuevo orden mundial post-pandémico, mucho más abierto al teletrabajo, ha terminado por convertir esta segunda vivienda en primera residencia. La adaptabilidad de los espacios proyectados permitió esta transformación de una forma orgánica.
La planta se desarrolla sobre un sistema de bandas paralelas, que deslindan los usos públicos y privados, sociales e íntimos, a la vez que permiten largas perspectivas visuales y dobles circulaciones en torno al patio. Un gran salón-comedor-cocina se protege de la radiación excesiva mediante un porche concebido como una sala de estar exterior, a la vez que propicia un espacio central más prominente, con entrada de luz indirecta a través de unos lucernarios. La ventilación cruzada que inducen estas aperturas superiores enfrentadas garantiza una succión en los estratos altos y una corriente permanente de aire fresco desde el patio.
Se han usado materiales al natural. Para los paramentos verticales: madera de nogal cepillada, pantallas de hormigón visto con encofrados de madera o enjalbegados de cal. Para los pavimentos: mosaico portugués, en continuidad desde entrada de la parcela hasta la biblioteca (pulido en el interior y en basto en el exterior) y hormigón pulido. Los forjados, resueltos mediante vigas de hormigón y bovedillas cerámicas curvas, se han enjalbegado y dejado al aire.
ESTRATEGIAS DE SOSTENIBILIDAD
Ventilaciones cruzadas
Las aperturas a fachadas opuestas propician corrientes por gradientes de presión. De acuerdo al diagrama de Givoni, para las condiciones climáticas de Isla Cristina, el aire en movimiento garantiza por sí mismo el confort muchos días al año.
Efecto chimenea
El espacio a mayor altura del salón, con huecos motorizados en fachadas enfrentadas, genera una corriente superior de lado a lado, lo cual induce corrientes de succión por efecto chimenea.
Luz cenital
El espacio de salón-comedor-cocina se inunda de luz indirecta cenital desde los dos lucernarios superiores. El hueco a norte totalmente libre y el hueco a sur protegido por un voladizo. Esto reduce significativamente las horas durante las cuales es necesario usar luz eléctrica.
En la biblioteca un lucernario protegido con lamas de hormigón
Grandes huecos protegidos a sur
Se busca la máxima ganancia solar en los meses fríos y la mínima en los meses más cálidos. El gran hueco al jardín asegura este efecto y permite la acumulación de energía por inercia térmica en la masa de la losa inferior.
Aislamiento
Se minimizan los puentes térmicos con una fachada armada de ladrillo pasante por delante de la fachada. Se aumenta el aislamiento de la cubierta (la cara más expuesta del volumen) hasta los 10 cm.
Protecciones estratificadas
Cerramiento complejo en el porche, resuelto mediante diversas capas superpuestas: cortina corredera, cerramiento de chapa perforada, doble acristalamiento laminar con film de baja emisividad. Esto permite múltiples configuraciones climáticas de este espacio colchón.
Celosía de protección en huecos a oeste
Los huecos a oeste se protegen mediante piezas prefabricadas de hormigón.
Materiales transpirables
Los revestimientos se resuelven con enjalbegados de cal.
Climatización
Se instala un sistema de climatización de gran eficiencia: aerotermia con aporte termosolar, si bien las estrategias pasivas han demostrado su enorme efectividad y tan sólo ha sido necesario activarla unos pocos días al año.