El proyecto es el resultado de la acumulación de una serie de operaciones de optimización y reutilización espacial que consiste en movimientos y derribos de tabiques, que no se pierden en el tiempo, sino que se quedan plasmados en los techos gracias a que se plasma su antiguo recorrido mediante la realización de una fina estructura metálica en el techo, y en un cambio de pavimento en el suelo.
Descripción del proyecto por Cumulolimbo Studio
En los años 30 gustaban las grandes entradas calefactadas, donde recibir a nobles invitados, los baños y salones, enormes, eran concebidos como estancias donde pasar la mayor parte del tiempo. Sin embargo, los dormitorios podían llegar a ser minúsculos, no contando si quiera con radiadores. Por ello es que se usaba el famoso brasero de mano, o a falta de este, botellas con agua caliente. La distribución del apartamento #JJ74 reflejaba este modo de vida pasado, cuyas arquitecturas de largos pasillos y techos altos siguen presentes en muchas viviendas de los barrios como el de Salamanca en Madrid.
El proyecto responde a las nuevas necesidades de habitabilidad de la vivienda, más propias de nuestro tiempo. Así, se busca conseguir habitaciones más grandes donde pasar tiempo y poder realizar otras actividades más allá de dormir y, en vez de salón, se quería una sala flexible y común que pueda hacer las veces de cocina, comedor, salón, sala de baile, taller o todo a la vez, dependiendo del día.
La actualización de los modos de vida en la escala doméstica no pasa tanto en este proyecto por una idea o gesto arquitectónico. Al contrario, resulta de la acumulación de una serie de operaciones de optimización y reutilización espacial: traslaciones, perforaciones, fragmentaciones, proyecciones o extensiones. Como premisa, y como dicta la ley de la energía en la que ésta ni crea ni se destruye, sólo se transforma, evitamos hacer desaparecer o crear de cero, procurando sólo transformar, manteniendo las huellas de lo que FUE. Así se suman una serie de acciones necesarias y finalmente coherentes, contenidas y óptimas en términos de presupuesto e impacto.
Los movimientos y derrumbes de tabiques se quedan plasmados en los techos, en testigo de una distribución propia de otra época. Se agujerean algunas paredes para dejar paso a la luz natural. (A: Perforación) Se traslada y conserva la cocina en vez de sustituirla por una nueva. (B: Traslación) Se conservan las instalaciones antiguas manteniendo su carácter de espina dorsal de la vivienda, pero introduciendo un cambio de dirección que permite articular la nueva distribución a través de una nueva diagonal. Esta se plasma en una fina estructura metálica que permite encamisar los antiguos tubos de calefacción y redistribuir la luz de la nueva cocina-comedor. La diagonal se proyecta en el suelo a través de un cambio de pavimento y una línea de bombillas integrada (D: Proyección). Por último, antiguos muebles de Sapeli se reinterpretan modificando algunas de sus partes (E: Fragmentación).
Estos son los retos domésticos del proyecto que a esta escala resultan vinculantes y generan un todo. Sin duda, otros tiempos vendrán en que la vivienda vuelva a requerir transformaciones.