AZAB busca alcanzar en su lugar un espacio generoso y continuo, sin jerarquía ni distribución, connotado con técnicas y objetos descontextualizados, donde el hilo principal es el humor.
Un concepto siempre listo para apropiaciones impredecibles del espacio capaz de satisfacer la idea de domesticidad de sus habitantes.
Descripción del proyecto por AZAB
La vivienda original, localizada en uno de los bordes en los que el ensanche bilbaíno comienza a desdibujarse, se inserta en un elegante edificio racionalista proyectado por Hilario Imaz en los años 60, donde a través de su particular planta semicircular de remate de manzana, se conecta con el exterior con generosos huecos que giran de Norte a Sur en sentido anti horario.
Lo que aquí se plantea es una aproximación desprejuiciada hacia lo doméstico, donde el espacio se aleje de esa idea clásica de sucesión de espacios segregados especializados, rompiendo los estándares obsoletos del servidor- servido, día-noche y común-privado. Para alcanzar un espacio generoso y continuo, sin jerarquía ni distribución, connotado con técnicas y objetos descontextualizados, donde el hilo conductor es el humor, y siempre listo para apropiaciones imprevisibles del espacio capaces de satisfacer la idea de domesticidad de sus habitantes.
Para ello, se limita la construcción al máximo, reduciendo la arquitectura a una medida y cuidada disposición de objetos que por su cualificación cromática, su distanciamiento sobre sus atributos originales o su carácter desregulado sirven de activadores del espacio que les rodea, permitiendo un estilo de vida abierto y liberador.
Así, entendiendo que la esencia de la propuesta reside en esa apropiación objetual buscando permanecer alejado de determinaciones funcionalistas, para lograr un espacio generoso e indeterminado, se propone:
_ El reciclaje y el bricolaje como técnicas constructivas a través de dos suelos: uno reciclado de mármol de Marquina que antes ocupaba la cocina y que se recupera y usa como alfombra que acompaña y enfatiza la direccionalidad de la planta y otro nuevo a partir de tableros contrachapados de abedul y azulejo técnico que inciden en esa materialidad bricoleur, fresca y de bajo coste.
_ La introducción del armado de ferralla como objeto central de la vivienda, colocado serpenteando entre los pilares, con lacados amarillos que se estetitza a través de su redefinición como portador de la objetología de la vivienda: librería, acumulador de recuerdos y objetos, lámpara de noche y juguete, lo es todo y no es nada.
_ La cortina como elemento continuo separador de la vivienda, reducción al mínimo del dentro-fuera que separa armarios, despensa y baños introduciendo connotaciones teatrales y lúdicas y que invitan al habitante a performar con ella , cambiar el espacio y jugar con los misterios, contradicciones y paradojas que la privacidad nos ofrece más allá de la moralidad.
_ El uso del color como hilo conductor de los atributos domésticos: una pata amarilla de soporte de la mesa , un pequeño nicho celeste que recolecta los juguetes de la pequeña habitante, una nariz rosa que oculta la extracción, dos tubos verdes que rescatan una antigua encimera de mármol y dos puertas azules que arrancadas de su tabiquería portante se muestran a sí mismas como objetos extraños.