El interior de la casa es muy simple, ya que las paredes están forradas con madera en bruto y los pisos están pavimentados con una madera más brillante, de modo que el exterior puede formar parte del interior a través de los reflejos.
La estructura de carga está compuesta por paneles de madera laminada, y se colocan tiras verticales de madera entre laos paneles de aislamiento. Éstas soportan los perfiles de acero omega que sostienen las placas de acero onduladas galvanizadas que cubren el exterior.
Descripción del proyecto por ARQUITECTURA-G
A medio camino entre Barcelona y Sant Cugat, La Floresta es un barrio residencial de baja densidad enclavado en la sierra de Collserola. Una desordenada constelación de casitas salpica las colinas cubiertas de abundante vegetación. En la Floresta tienen cabida los caminos de tierra y los de asfalto, así como las casas de reciente construcción y las autoconstruidas en los años 50.
La vivienda sustituye precisamente a una pequeña edificación autoconstruida en los años 60 por los padres de los clientes, que se derriba a causa de sus graves patologías. La parcela tiene un gran desnivel, y el proyecto aprovecha como base la pequeña explanada sobre la que se encontraba la anterior vivienda. El proyecto se desarrolla en dos niveles y se plantea como un espacio de reunión familiar, con una planta baja muy abierta y 3 habitaciones para quedarse a dormir en la primera planta.
Las aperturas de las fachadas buscan potenciar la relación de la casa con la parcela y el bosque, y la planta superior rota respecto a la baja definiendo una serie de lucernarios y pequeñas terrazas, dejando a su vez espacio para que las cercanas copas de los árboles se acerquen a la fachada.
El interior de la vivienda es de una gran sencillez, y es el propio material de la estructura el que define los acabados principales, con madera en crudo en las paredes y brillante en el suelo, buscando que el exterior forme parte del interior en forma de reflejo.