La planta baja se despliega de forma bruta como una continuidad del paisaje, en un esquema de planta abierta que centraliza los espacios húmedos (baños y cocina) como eje vertebral de la vivienda. Por el contrario, la parte superior de la casa se configura mediante una sucesión de estancias de proporciones similares con una distribución abierta.
El proyecto, en definitiva, maximiza las posibilidades del espacio y actualiza sus prestaciones a la par que plantea una distancia privilegiada con el paisaje rural en tanto que constructo urbano. Desde la Re-House, la naturaleza se presenta como un entorno controlado pero potencialmente infinito.
Descripción del proyecto por AZAB
Re-House es el resultado de la reforma de una vivienda agrícola de los años 80 para su reconversión en hogar dual para sus propietarios un matrimonio mayor y su hija . Situada en el hinterland de Bilbao, en esa zona ni rural ni urbana, la construcción debe readaptarse y combinar la actividad laboral agrícola del matrimonio con el teletrabajo de su hija dedicada al mentoring laboral, y a la vez que responder al futuro con optimismo resolviendo una vivienda adaptada con la que esperar la vejez a ras de suelo.
Tal y como nos cuenta Raymond Willliams en “El campo y la ciudad”, el campo nunca fue paisaje hasta la llegada de un observador ocioso que pudiese permitirse una distancia sobre el mismo. El paisaje, entonces, antes que construcción material es distancia social. Esta construcción de “estructuras del sentimiento” supone con frecuencia un ocultamiento de las realidades materiales de alienación, trabajo y del mundo agrícola.
Nuestra primera reflexión nace de esta idea, cómo buscar una mirada más allá de la falsificación idealizada del urbanita sobre el campo, cómo establecer una relación compleja y desacomplejada , desprovista de ficciones útiles, que mira a su entorno con descaro y desinhibición olvidándose de protocolos, códigos o prejuicios estéticos. La apuesta es navegar entre la infiltración y el contraste con el entorno con una acción dual, distorsionadora y positivista. Se propone así, una arquitectura clara, abstracta y artificial pero también cómplice, abierta al entorno e impura en ese extraño mestizaje que Manuel Gausa describe entre el intrusismo y la injerencia.
El proyecto opta así por no envolverse en entornos urbanizados que dulcifiquen su entorno, aceptando y enfatizando la posición abrupta de la casa, tirada al borde del camino, entre huertas y pastos. La imagen lejana se completa con un ejercicio compositivo en fachada que exalta el ornato. Primero, como negación de una modernidad entendida como simpleza globalizadora y segundo como una reivindicación de lo identitario, del orgullo popular y artesano de lo decorativo. A partir de aquí, se construyen dos miradas complementarias una directa en planta baja como prolongación directa y bruta del entorno y otra pausada ,controlada y furtiva que desde la planta superior permite sobrevolar el entorno y buscar el horizonte. Tras ello, el ejercicio se centra en una doble interpretación sobre la vida doméstica.
Así el proyecto, ocupa la planta baja , anteriormente destinada a almacenaje agrícola, y la planta primera a través de un programa doble de vivienda que buscan en sus definiciones antagónicas una cierta complementariedad en uso, que si bien pensado para un uso autónomo, pueda orientarse hacia una mezcla más rica que satisfaga las necesidades variables de los dos usuarios con una cierta indefinición tipológica.
De esta manera, la planta baja (sup. útil: 110 m²) se despliega hacia el paisaje con una envolvente transparente y un esquema en planta abierta que centraliza los espacios húmedos (baños y cocina) en la espina central de la misma. Si bien, esta vivienda busca disfrutar de la privilegiada parcela que la rodea , no pretende incorporar el paisaje como un constructo urbano denotado , si no proporcionar una mirada lejana y controlada acorde con alguien que pertenece al campo. Para ello, el gesto del perímetro enfatiza la naturaleza privada de la construcción generando una suerte de trinchera que protege al usuario del entorno generando un entorno controlado y controlable pero sin renunciar a proyectar la mirada al horizonte.
Por contra, la vivienda superior (sup. útil: 100,97 m²) se configura a partir de una sucesión de estancias de dimensiones y similares cuya posición relativa y apertura de puertas y ventanas cualifica de manera singular, creando un programa abierto a ser usado de maneras diversas. La relación con el entorno se plantea también de manera antagónica y a través de huecos convencionales que marcan las distintas visuales y que a través de contraventanas revestidas de la misma piel de fachada permite oscurecerse o abrirse contaminando al entorno de la actividad de la vivienda.
En definitiva, un proyecto que pretende maximizar las posibilidades del volumen construido dotándolo de una nueva imagen y prestaciones actualizadas que permitan un uso adecuado y compatible de dos viviendas.