El conjunto se completa con un gran patio anexo exterior que ocupa la otra mitad de la parcela.
Descripción del proyecto por Sebastian Arquitectos
Una margarita de 8 patios en un mar de ladrillo.
La dificultad de emplazar la vivienda en un anodino barrio de periferia urbana construido en ladrillo sugirió una respuesta que debía equilibrar integración y ensimismamiento. La vivienda se planteó como una casa volcada hacia un entorno interior propio y domesticado, cuajado de patios, pero se confió a la materialidad del ladrillo la labor de integración en este entorno de viviendas adosadas de cara vista, si bien a su vez se diferencian de él en virtud de la disposición y materialidad de los aparejos realizados.
El proyecto construye una vivienda patio de 700 m² desarrollada en superficie en dos plantas, como un tapiz habitado, y volcada hacia el interior de la parcela mediante un sistema de diferentes patios fraccionados que relacionan la sección de la vivienda. Como un rosario de pétalos, estos patios sirven a las piezas domésticas, modificando su apariencia, dimensión, carácter, y vegetación en función del uso y la privacidad de la estancia a la que abren.
El patio se configura como parte fundamental de la vivienda que, una vez protegida de la calle, puede abrirse libremente a estos espacios exteriores domesticados.
Compositivamente la sección de la vivienda se organiza en dos bandas, una inferior de bloques para cerramientos y espacios servidores sobre los que apoya un segundo cuerpo de cubiertas resueltas en una volumetría especial. El primero recoge la altura habitable en un tapiz de piezas cerámicas que albergan los espacios servidores, sean baños, aseos, almacenes,etc. Y entre los cuales se desarrollan en continuidad los espacios fundamentales de la casa. Pese a la aparente complejidad de la planta desarrollada las perspectivas permiten barrer visualmente toda la dimensión de la casa atravesando ricas secuencias de espacios de uso y patios hasta el exterior. El segundo nivel, el de la cobertura superior, se apoya sobre el primero, y en él se desarrollan las alturas de cubierta de los distintos espacios, que se amplían o ajustan en función de las particularidades de cada tipo de uso.
La vivienda se fracciona en piezas servidas y servidoras, una planta modulada en base a dos tipos de crujía en función de su uso, para dar respuesta a un programa extenso que se distribuye en dos plantas trabadas mediante los patios y el espacio central de la escalera. La planta principal sobre rasante alberga los programas fundamentales de la vivienda, mientras que el sótano da cabida al garaje, espacios de instalaciones, almacenamiento, y bodega.
En lo que respecta a los espacios exteriores, los distintos jardines-patio prolongan las alineaciones interiores de la vivienda, extendiéndose con superficies pavimentadas o ajardinadas. Algunos de los patios descienden o abren lucernarios, para introducir luces, ventilación y el sonido de las fuentes en el sótano.
Matéricamente el proyecto gravita entre dos puntos: la profusión de la cerámica rojiza, tradicional, que aporta calidez y cierta artesanía y el hormigón que construye una serie de “cúpulas” que van levitando o apoyando sobre esos paños cerámicos en función del uso y de la privacidad busca que se consigue también mediante celosías, huecos abiertos, tamizados o cerrados. En los huecos tamizados se ha buscado un juego lumínico y transpirable de las celosías cerámicas, con un guiño al mudéjar tan propio e identitario de la zona.