Este proyecto es la primera iniciativa llevada a cabo por la Fundación Norman Foster, con base en Madrid, que tiene como objetivo resolver los problemas de transporte e infraestructuras en el continente africano, que impiden que en muchos casos la ayuda médica y humanitaria llegue a tiempo a los más necesitados, mediante una red de drones que permitan llevar los cargamentos a todos los puntos del país.
Descripción del proyecto por Norman Foster + Partners
Lord Foster ha lanzado sus propuestas para el proyecto Droneport en África para apoyar las rutas realizadas con aviones de carga no tripulados capaces de transportar suministros urgentes y valiosos a zonas remotas a escala masiva. El proyecto es una colaboración entre Redline partners dirigido por Afrotech, la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL); la Fundación de Foster Norman; y Foster + Partners.
Las rutas de carga con aviones no tripulados tienen utilidad dondequiera que haya una falta de caminos. Al igual que los teléfonos móviles han hecho prescindir de los fijos, los drones de carga pueden trascender las barreras geográficas como montañas, lagos y ríos no navegables sin la necesidad de una infraestructura física a gran escala. Sólo un tercio de los africanos vive a menos dos kilómetros de un camino principal, y no hay autopistas continentales, ni casi hay túneles, y no hay suficientes puentes que puedan llegar a las personas que viven en las zonas remotas del continente. Se requeriría niveles sin precedentes de inversión en carreteras y ferrocarriles para ponerse al día con el crecimiento exponencial de la población de África, que se duplicará a 2,2 millones en 2050.
Un "salto de infraestructura" es esencial, usando la tecnología de aviones no tripulados y sistemas de energía limpia para superar la retos del futuro. Los drones especialistas pueden llevar sangre y suministros de salvamento a más de 100 kilómetros con un costo mínimo, proporcionando una alternativa económica que puede complementar las entregas basadas en el uso de carreteras. Dos redes paralelas se harían cargo de los servicios, la Redline utilizando drones más pequeños para suministros médicos y de emergencia; y la comercial Blueline para transportar grandes cargas útiles y esenciales tales como piezas de repuesto, electrónica y comercio electrónico, que complementando y subsidiando a la red Redline.
El Droneport es imaginado como un 'kit de partes' donde sólo la maquinaria básica para el encofrado y la prensa de ladrillo se entrega al sitio, y las materias primas, tales como la arcilla para ladrillos y las piedras para los cimientos, son de origen local, reduciendo los costes de transporte y haciéndolo más sostenible. La idea central es "hacer más con menos" y la estructura de ladrillo abovedado con una huella mínima del suelo, pueden ser fácilmente elaborada por las comunidades locales. Múltiples bóvedas también pueden enlazarse entre sí para formar espacios flexibles basados en la demanda y las necesidades del lugar en particular, y de la evolución de la tecnología de aviones no tripulados.
El proyecto piloto - programado para comenzar en 2016 - tiene su base en Ruanda, un país cuya geografía física y social plantea múltiples retos para los prototipos del futuro de la Redline trans-continental proyectada. Este plan inicial de tres edificios, que se completará en 2020, permitirá a la red el envío de suministros a un 44 por ciento de Ruanda. Las fases posteriores del proyecto pudrán ver más de 40 puertos para drones en toda Ruanda, y la ubicación central del país podría permitir más fácilmente la expansión a los países vecinos, como el Congo, salvando muchos miles de vidas más.