El arquitecto no solo implementaba estas influencias en sus obras, también sus vivencias y sus relaciones personales, generando un complejo mundo hibridado de interferencias que enriquecía toda su obra. A lo largo de su vida nunca dejaría de innovar, de investigar, soñar y querer descubrir nuevos escenarios y paisajes de manera arriesgada e innovadora.
La exposición, que está compuesta y dividida en 5 secciones pretende guiar al visitante a través de conjunto formado por sus fotografías, pinturas o planos que forman un todo y nos permiten acercarnos a su forma de pensar y entender mejor su vida, su personalidad y su increíble trayectoria profesional como arquitecto.
Vivienda Refugio La Roiba, Bueu, Pontevedra, 1967, Ramón Vázquez Molezún.
Edificio Banco Pastor, Madrid, 1972, José Antonio Corrales, Rafael Olalquiaga, Gerardo Salvador Molezún y Ramón Vázquez Molezún. Fotografía de Luis Asín.
Descripción de la exposición por María Molezún y Pablo Olalquiaga (Comisarios)
Molezún estuvo toda su vida persiguiendo y buscando nuevos escenarios, que le permitieran seguir aprendiendo y avanzando, sin temor, con valentía y con unas insaciables ganas de descubrir.
El relato que aquí se presenta es una biografía contada en dibujos, fotografías y planos, que combina lo personal, lo artístico y lo arquitectónico como partes de una unidad indisociable. Se invita al espectador a visualizar la exposición a través de un recorrido gráfico, una sucesión de cinco capítulos, denominados “paisajes”, que aluden a los diferentes contextos y matices, determinantes en su vida y que han caracterizado su arquitectura:
1. Su origen gallego y atlántico determina su personalidad y se expresan en su obra, el mar y lo marino, las galerías coruñesas, la naturaleza, los materiales y la luz gallegas se vislumbran en su producción artística, pictórica y arquitectónica. En Madrid y Roma vivió una intensa experiencia académica, llena de viajes y vivencias. En Italia conoció la arquitectura clásica a la vez que la modernidad de Gio Ponti, compartió y aprendió de otros artistas. A través de sus viajes por Europa y Estados Unidos descubre la vanguardia arquitectónica, un aprendizaje que marcará su vida y continuará a través de sus viajes, sus colaboraciones y amistades y de la evolución de su propia creación arquitectónica.
2. Los primeros proyectos de Molezún, desarrollados entre Roma y Madrid, irradian libertad y una gran expresividad. En todos ellos se haya el germen de su obra posterior y suponen la base de la maduración. Sus primeras obras y colaboraciones, en especial con José Antonio Corrales, marcan un hito en su carrera profesional, logrando éxito y prestigio internacional.
3. A finales de los 50, se produce una transformación de la ciudad y surgen nuevas oportunidades de intervención en el territorio. Molezún investiga e interviene en la construcción de los Poblados Dirigidos de Madrid, participa en los numerosos concursos urbanos convocados en la década de los 60 y posteriormente en las primeras promociones turísticas en la costa, donde la integración paisajística es primordial. Paisajes urbanos con arquitecturas institucionales singulares y paisajes de la periferia con edificios para la industria y oficinas.
4. Molezún fue un arquitecto de ingenio, pero sobre todo de oficio. Lo ejerce con maestría desde el proceso de gestación, con una cuidada elaboración y domino de la técnica constructiva, y dando especial importancia al contexto, la orientación y la geometría. Se rescatan sus proyectos y diseños donde se descubren sus modos de operar, desde sus primeros bocetos y esquemas hasta la elaboración del plano de obra, la misma intensidad en la resolución compositiva de un alzado como en el remate de un detalle constructivo.
5. El epílogo de este relato biográfico culmina con la exposición de sus obras más personales: su refugio familiar en La Roiba donde despliega todas sus habilidades arquitectónicas. Libertad y respeto. Dialogo y heterodoxia. Funcionalidad y estilo. Confort y experimentación. Sin complejos, sin prejuicios. Como su Arquitectura.