Cristián Nanzer convierte la cubierta en uno de los elementos más destacados del proyecto. La planta baja actualmente como una base independiente para elevar el primer piso que soportará la cubierta abovedada organizada en cinco bandas paralelas que ordenan el espacio interior y define las áreas intermedias. Una de las bandas actúa como el eje de acceso, conectando los espacios y permitiendo la relación con el parque exterior.
La materialidad de la vivienda se caracteriza por su doble condición. En la planta baja, que actúa de base, se emplean muros de hormigón que otorgan al proyecto una sensación de pesadez. La planta alta sin embargo se caracteriza por su ligereza y transparencia gracias a los ventanales vidrio, convirtiendo a la cubierta en la protagonista.
Casa R&C por Cristián Nanzer. Fotografía por Gonzalo Viramonte.
Descripción del proyecto por Cristián Nanzer
La casa se encuentra ubicada en un barrio cerrado periférico en la zona suroeste de la ciudad de Córdoba, cerca de las nacientes del arroyo La Cañada. Este arroyo, una vez sistematizado, se convierte en uno de los paseos icónicos de la ciudad, atravesando diversos barrios llega hasta el centro y desemboca finalmente en el río Suquía.
El terreno tiene dimensiones de 25,45 metros por 59,00 metros, con un frente orientado al sur y una suave pendiente hacia el límite posterior, con orientación franca al norte y colindante con la cancha de golf del barrio. Esta configuración determinó las decisiones tipológicas del proyecto, ubicando el área social en el primer piso para aprovechar las vistas lejanas, mientras que la zona de dormitorios, el estar diario y los servicios se distribuyen en la planta baja, hacia el norte en estrecha relación con el jardín.
La planta baja actúa como base para una estructura independiente que se eleva en el primer piso, soportando una cubierta abovedada dispuesta en cinco bandas paralelas que organizan todos los espacios de la casa. La separación entre los ejes de las bóvedas surge de maximizar la ocupación de la superficie del terreno, respetando los retiros laterales establecidos por la normativa (con un ancho de banda de 3,45 metros y una longitud total de 15,50 metros). Este sistema configura un techo tipo «sombrilla» de espacialidad continua, que define áreas intermedias tanto en el frente sur como en el norte.
El proyecto se organiza en torno a cinco bandas que definen tanto el orden estructural como la distribución programática de la casa, abarcando los dos niveles y estableciendo una modulación constructiva aplicable a todos los sistemas involucrados. Una de estas bandas establece el eje longitudinal del acceso, conectando los espacios de aproximación, ingreso y la posterior relación con el parque exterior.
El acceso se realiza a través de un espacio de doble altura, con vistas distantes hacia el campo de golf, donde se ubica la escalera que conecta la planta superior con la inferior y proporciona salida hacia el parque y la zona de piscina. Esta disposición extiende la organización tipológica interior hacia la geometría de los espacios exteriores.
El proyecto se fundamenta en dos operaciones principales: un podio que resuelve los vínculos, accesos y la adaptación a las pendientes del terreno, y una cubierta abovedada que se eleva sobre la base, actuando como un umbrario. Esta cubierta, sustentada por una estructura independiente, crea áreas intermedias de transición, destacando por sus amplios voladizos en los frentes norte y sur.
La materialidad de la vivienda refleja su doble condición. En la planta baja, los muros exteriores son de hormigón ciclópeo, lo que otorga carácter y peso. En contraste, en la planta alta predomina la transparencia y las vistas lejanas, destacando el techo de bóvedas suspendido sobre una estructura independiente. Los muros de hormigón solo se materializan en los laterales colindantes para garantizar la intimidad del área social, protegiéndola de posibles visuales de las viviendas vecinas.
El diseño de la casa, en su materialidad desnuda, revela su proceso constructivo y los procedimientos artesanales utilizados. Los materiales dominantes son la piedra y el hormigón, se reserva sólo a las bóvedas el uso del ladrillo visto, enfatizando de esta manera, con la geometría y el material, la difusión de la luz suave y cálida por todo el espacio principal.
La expresión física de la vivienda se extiende incluso a las instalaciones eléctricas, que, siguiendo el concepto de una fábrica, se disponen de manera visible mediante cañerías galvanizadas. Esto otorga mayor versatilidad a los espacios y permite futuras adaptaciones según las necesidades en el tiempo.
Con el objetivo de despejar la cubierta abovedada de cualquier instalación, se decidió que el tanque de agua fuera una pieza escultórica independiente que, sin contacto con la estructura principal, de escala e identifique el ingreso a la casa.
A modo de una conclusión provisoria puede definirse, como una casa en la periferia de una ciudad demasiado extendida, con la constante hibridez y contrastes propios de nuestras ciudades latinoamericanas, concebida con técnicas arcaicas y universales de la arquitectura, como los muros pesados y las bóvedas, materializada con el sabio oficio heredado de buenos constructores de la región, de la amplia región sudamericana y, proyectada dentro de los cánones de una tradición moderna aprendida. A pesar de (o mejor aún, precisamente por) todo esto, la casa aspira a responder sin retórica, a una arquitectura contemporánea, propia de su lugar y de su tiempo.